Capítulo 25

Pero no había nadie detrás de él, salvo Cristián, el guardaespaldas y el chofer. Entonces, ¿qué acababa de oir? ¿Una alucinación?

Cristián, por su parte, apretaba los puños, con los ojos ligeramente enrojecidos. Al principio, pensó que ya era bastante malo que Soraya dijera que moriría de una enfermedad terminal más adelante. Pero inesperadamente, lo de la familia Demetrio era aún peor. Y la tragedia de su familia seguia siendo causada indirectamente por su hermana, parecia que tenía que encontrar la manera de hacer que Nayra se diera cuenta cuanto antes de quién era la persona adecuada para su vida. ¿Por qué Demetrio está quieto?, pensaba que, si se marchaba ahora, todavia podría llegar a tiempo para apagar el incendio. Hablando de suerte, si no hubiera estado aqui, su apartamento habría sido completamente consumido por las llamas. El incendio en su pequeño apartamento había sido provocado por un supuesto “buen amigo“, con el objetivo de mandarlo al mas allá y eliminar asi a un competidor. Qué irónico comino había tomado su vida; con su rostro desfigurado y su carrera detenida, su compromiso con Nayra se cancelaria Principalmente porque él, sintiéndose inferior y creyendo que no la merecia, decidiria romper el compromiso él mismo

Soraya, temiendo ser descubierta por Cristián, se agachó intencionadamente. Cuando Demetrio escuchó otra vez esa voz en su cabeza y estaba a punto de buscar su origen, Cristián le sugirió: “Vamos a ver tu lugar primero“.

Demetrio, con el rostro tenso, preguntó: “¿Tú también lo escuchaste?“.

Cristián echo un vistazo al carro cercano. La mujer se habia agachado tanto que solo se podia ver su cabello. Hablando en voz baja, él lo confirmó: “Si, voy a buscar a Nayra, la mujer de quien hablaba“.

en otro vehículo, Demetrio arrancó y preguntó: “Ella es…?“, no conocía bien a Soraya como para

frotó la frente. “Es Soraya, mi esposa. Ella estaba justo frente a ti en

qué yo puedo escucharla? ¿Es

Parece que las personas cercanas a mi pueden oirla. Y varias cosas que ha dicho

hora después, al llegar cerca del apartamento, el humo espeso y las llamas eran claramente visibles desde su posición.

palideció. Aceleró y en menos de un minuto, se detuvo frente a su

de ruedas y se acercó a él. Demetrio, debilitado, se arrodillo, mirando fijamente y murmuro: “Se ha

pensar en las palabras de Soraya sobre cómo sería desfigurado

“¡Qué buen amigo!“.

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