Capítulo 30

“Cristián, este es la paciente de la que hablabas?“, Lucio Beltrán, el buen amigo de Cristián, arqueó una ceja mirando a Soraya. Esa mujer solia vestirse como si fuera parte de una subcultura alternativa. Ese día, que estaba vestida tan normal, casi no la reconoció al principio.

Lucio, con su bata blanca, tenia un rostro apuesto, rasgos marcados, y una piel tan clara y suave que irradiaba un aire distintivo. Sus ojos eran profundos y oscuros, como lagos insondables llenos de sabiduría y agudeza; su nariz firme y labios bien definidos esbozaban una sonrisa suave, como si el sol iluminara su corazón, cálido y brillante, brindando una sensación de confort. Incluso su mirada evaluadora era dificil de rechazar.

“Si, últimamente está medio loca, revisala entonces“.

Soraya, indignada, replicó: “El loco serás túl Estoy perfectamente bien. Solo cambié mi look, ¿acaso te gustaba más mi estilo desaliñado de antes?“.

Cristián le lanzó una mirada a Lucio, quien captó el mensaje de inmediato: “Vale, ven conmigo, voy a preparar todo“. Soraya, claramente reacia, protestó: “No necesito ninguna revisión, estoy bien, y dicho eso, se dio la vuelta para irse. Cristian echó un vistazo al guardia en la puerta. Entonces el guardia cerró y aseguró la puerta antes de que ella pudiera salir, Ella se giró furiosa hacia Cristián: “Ya te dije que estoy bien“.

Pero él ignoro su enfado: “Espera aqui tranquilamente, no tardaremos mucho“, y se dirigió en su silla de ruedas hacia el consultorio de Lucio, relatándole el comportamiento extraño de Soraya esos últimos dias.

Lucio, después de escuchar, tomó nota: “¿Estás sugiriendo hipnotizarla?“.

Cristián asintió: “Quiero saber por qué cambió tanto“.

Afuera.

Soraya, tan pronto como Cristian entró al consultorio, se giró para irse; como si un simple guardia pudiera detenerla. Apenas dio unos pasos, el guardia, inamovible como un guerrero de terracota, le bloqueo la salida: “Lo siento, señora, sin el permiso del señor, no puede salir“.

Ella, con tono sereno pero firme, dijo: “Hazte a un lado“.

El guardia permaneció inmóvil: “Lo siento, solo sigo órdenes del señor“.

*Jajaja, muy bien, entonces quédate ahí parado todo lo que quieras“, Soraya le tocó brevemente y el guardia cambió su expresión a una de terror, mirándola horrorizado, incapaz de hablar. Ella lo movió a un lado y trató de abrir la puerta, solo para darse cuenta de que estaba cerrada con un dispositivo electrónico.

Ella, frustrada, exclamó: “Maldición, un cerrojo electrónico!“.

¿Para qué demonios Lucio necesitaba una cerradura tan sofisticada en su oficina?

:ཋ་

consultorio, Lucio se levantó y preparó la camilla con una sábana desechable: “Está bien, que pase“.

salieron, Soraya ya no estaba. Entonces Cristián miró al guardia: “¿Dónde está

ventana. Lucio palideció: “Saltó por la ventana?“, y corrió hacia ella y

“¿Estás loca? ¿Quieres matarte ahi arriba? Si

y cerrar de ojos, ella aterrizó suavemente desde el tercer piso, su figura parecía ser ligera como la de una mariposa. Con una sonrisa triunfante, se sacudió las manos y lanzó una mirada despectiva hacia

de asombro. Después de un largo

Capitulo 31

Capítulo 31

esposa en una

Ella

varios hombres por si sola, ya nada le sorprendia: “Esa es una de las razones por las que la traje

momento: “Es posible que antes estuviera fingiendo su incapacidad?“. “¡Imposible!“, Cristián negó con la cabeza. “Nunca ha practicado artes marciales en su vida“,

la mesa: “Eso es extraño, no me sorprende que quisieras hipnotizarla. Pero si ella no quiere cooperar con

ahora

curiosidad, también preguntó: “¿Cómo es ella después de este gran cambio

friamente: “¿Tienes demasiado

un taxi

del niño, la original siempre estaba causando problemas y pidiendo el divorcio. Cristián, temiendo que ella lastimara al niño, así que decidió dejar al pequeño en la casa

abuela la miró con un rostro que se enfrió

y comenzó a hacerle cariño: “Ay, abuelita. Vine porque pensé que te aburririas sola, vine para hacerte compañia y charlar un poco. Además, ya me di cuenta de mis errores. Antes era inmadura, siempre te hacia enfadar a ti

cosas que has

su mano: “Abuela, de verdad que cambiaré. Mira a Mateo, tan pequeñito. Si Cristián se casa con madrastra malvada, ¿no sufriria otra vez? Soy su madre biológica, aunque antes no me

daño“.

nietos, sus bisnietos, ha roto su corazón, solo para terminar con

una

nuevamente sobre su trágico final, la abuela ya no se enfadó como antes. Entrecerró sus ojos nublados

de la anciana, asintió rápidamente como un polluelo picoteando. La anciana la miró con profundidad: “Está bien, si logras

puede ser? Las piernas de Cristián aún tienen solución; ahora no puede ponerse de pie simplemente porque los nervios de sus piernas están dañados. Basta con curar esos nervios, y podrá volver a ponerse de pie, y

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