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Capítulo 42

Cristián no había llegado a la mansión cuando el celular sonó con la llamada del mayordomo. Ella estaba saliendo con un martillo en mano, ¿qué estaría tramando esa mujer en ese momento?

“¿La señora dijo a dónde iba?“.

“No, la señora no dijo nada“, luego, le contó a Cristián todo lo que había pasado entre ellas desde que Romina llegó a la casa.

Al colgar, Cristián frunció el ceño, pensativo: “¿Romper lazos y ahora quiere que Romina devuelva sus cosas anteriores? ¿No eran ellas tan amigas que podrían compartir hasta los pantalones? ¿Qué locura le dio hoy?“, recordaba vagamente a Romina, una chica de apariencia delicada y frágil.

Hizo una llamada: “Busca dónde está Soraya ahora, qué está haciendo“.

Por otro lado, Soraya llegaba en su carro hasta la entrada de la mansión privada de Tiziano. Al bajar, llevaba el martillo en mano y presionó el timbre. El patán ese había llamado una ambulancia esa noche, así que seguramente aún estaría recuperándose en casa.

Soraya, la persona se sorprendió primero, y

miró de reojo: “¿Está él

no está en casa hoy, ¿necesita algo de él? ¿Por

avanzando hacia dentro: “Ya

“Señora Fuentes, ¿podría haber entendido mal? Realmente, el joven

si venía alguien, debían decir que no

la

la empleada: “Sé que está arriba, si no, no hubiera venido. Tú, hazte a un lado. Y no subas por nada que oigas

agarró: “Señora Fuentes, sin el permiso del joven, nadie puede subir al segundo piso, por favor,

y dijo: “Qué

hablar. Especialmente al ver el martillo en mano de la señora, se sentía más nerviosa que nunca. Sabía de la relación entre esa mujer y el joven. Pero lo del joven, si ella llegara a saber que había otra, esa situación sería inimaginable. Esa señora era conocidal por ser

aún tras su espalda, Soraya subió las escaleras.

I

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