Capítulo 118

Soraya se habia disfrazado de obrera desde temprano y se infiltró en la obra en construcción. Cuando vio al obrero que planeaba saltar al vacío dirigiéndose sigilosamente hacia el último piso, ella siguió detrás de él en silencio.

El techo del edificio, que aún estaba en construcción, estaba rodeado de acero y concreto expuesto. La luz del sol matutino reflejaba sobre el acero y el concreto desnudo, brillando intensamente, también una suave brisa levantaba nubes de polvo.

Soraya, siguiendo al obrero, vio cómo él, temblando, se acercaba al borde, entonces ella soltó una risa. El obrero, al oir la risa, giró en shock, y su cara cambió de color. “¿Quién. quien eres tú?“.

Habia subido con cuidado, sin que nadie lo notara, ¿quién era esa mujer desconocida?

exámenes médicos a la policia, incluso si saltas. Todos pensarán que elegiste la salida fácil porque no tenias esperanza. Incluso muerto, no conseguirás nada. Además, tu esposa ya sabe que estás gravemente enfermo y se fue con otro hombre. Ah, y, por cierto, se llevó a tus hijos también. Te estarás preguntando por qué se llevó a los niños, pues déjame decirte algo con buena intención, esos niños ni siquiera son tuyos. Vaya, todo el año trabajando duro, ahorrando en comida y ropa. Para terminar criando a los hijos de otro, ¿no es eso muy tonto? Pobre de tus padres ancianos, sufriendo bajo esa mujer, apenas consiguiendo una comida al día. Tan flacos que solo queda piel y huesos. No querían preocuparte, así que ni te lo mencionaron. Ay, si saltas y mueres, podrías encontrar paz. Pero si sobrevives y quedas paralitico, ¿crees que tus padres podrían soportarlo? Oh, y ahora mismo estoy en videollamada con tus

con sus padres. La madre de éste, de más de sesenta años, aparecia en la pantalla con los ojos hinchados de tanto llorar: “Hijo, vuelve a casa. No hagas una tontería, incluso con una enfermedad terminal, no podemos causar daño a los demás. Morir de esa manera no

el final. Para acompañarte en tus últimos días. Tu esposa, saber de tu enfermedad, se llevó a los niños. Esos niños…

creía lo que Soraya decía. Pero al ver los ojos llorosos de su madre y la figura encorvada de su padre, llenos de ira y dolor, colapso en el suelo. Se quedó pálido, como si hubiera

problemas, ¿cómo podría su

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madre del obrero:

Esto me lo dio Laura, esos niños no son tuyos. No

sabian por qué su hijo quería saltar; quería dejar dinero a toda su familia. Pero ese dinero obtenido de esa manera les pesaria en

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