Capítulo 132

Cinco horas después, Cristián, el chofer y el guardaespaldas fueron llevados al exterior. Soraya y sus suegros se levantaron rápidamente para recibirlos.

“Doctor, ¿cómo están mi esposo y los demás?“.

Con los ojos hinchados, Diana preguntó: “Doctor, ¿qué pasa con mi hijo y los demás?”

El médico, agotado, se quitó la mascarilla y le dijo a Soraya: “Tu esposo está bien, alguien lo protegió y no sufrió quemaduras. Pero inhaló mucho humo y tiene una infección pulmonar grave, necesitará hospitalización y tratamiento antiinflamatorio durante unos días para recuperarse. Las otras dos perdonas están más graves“.

Señalando al guardaespaldas, continuó: “Aunque no sufrió quemaduras graves, su columnal vertebral fue fracturada por un golpe, dañando los nervios. Nuestra capacidad aquí es limitada para tratar su lesión de la columna. Si pueden, les recomiendo que lo lleven al extranjero para tratamiento. Ahí podría tener una oportunidad de mejora. De lo contrario, estará postrado en cama el resto de su vida“.

‘Tiene tres costillas rotas, quemaduras severas en la parte superior del cuerpo, daños en el cuero cabelludo y quemaduras faciales. La piel de casi toda su espalda fúe quemada. Si sobrevive el periodo critico, si podrá

ellos. Realmente se habían sacrificado por Cristián. En una situación tan critica, lo hubieran abandonado para salvarse, algo que incluso ella

cesar, decía: “Fernando, contacta a las familias del chofer y del guardaespaldas, cuéntales lo sucedido. La compensación que se les debe, multiplícala por diez. Además, si sus familias están de acuerdo, una vez pasen

Se han convertido en esto por salvar a

y el guardaespaldas fueron llevados a cuidados intensivos, y Cristián fue llevado a una habitación VIP. Soraya tenía

no la incomodaría, en ese momento la hacía sentir

primera! Su toque suave casi me hace gritar. Esa delicadeza casi me hace pensar cosas raras. No es de extrañar que mi suegro esté

Sus manos… Si yo fuera hombre, no

del baño cerrada, ¿qué había dicho su nuera? ¡La idea de que Diana la bañara casi la hacía pensar inapropiadamente! ¡Y hasta deseaba tener sus manos! Oh, Dios, ¿qué clase de gustos tenía esa mujer? No, no podía dejar que su Diana siguiera bañándola, aunque fuera su

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