Capítulo 134

“¡La verdadera tía abuela!“.

Los ojos de Soraya se movieron ligeramente, y luego se fijaron en la cocina.

Un momento después, apareció una mujer de figura elegante, con una belleza destacada y una piel como la porcelana, de unos cuarenta años. Vestía una blusa blanca y pantalones anchos, con un delantal rojo colgado al cuello, sonriendo amablemente. Esa sonrisa, como una flor que se abría en primavera, era reconfortante a la vista. Se sentó frente a ella, diciendo con entusiasmo: “Déjame ayudarte, hermosa, no te avergüences. No hay nadie más en la tienda ahora, no te preocupes“.

Soraya miró al joven dentro de la cocina: “¿Ese de ahí es tu hijo?“.

La mujer asintió con una sonrisa: “Si, es mi hijo“.

Soraya la alabó: “No lo parece, parecen más hermanos que madre e hijo. A lo mucho luces. como de cuarenta años. Si no te llamaran mamá, no lo creería“.

Ella respondió con una sonrisa: “Hermosa, sabes cómo hacer sentir bien a alguien. Yo ya estoy cerca de los

tu hijo, pronto tendrá treinta. ¡Solo casándote joven podrías tener un

sobre el matrimonio, la cara sonriente de Gabriela se tensó, respondiendo de manera

joven, para salvar a mis padres, vendi mi conciencia, no merezco casarme‘, Gabriela no pudo ocultar el atisbo del tristeza en sus ojos, algo que Soraya no pasó

“Anfitriona, ella nunca se casó“.

Lázaro en un acuerdo de gestación subrogada, o por otra razón? Ese hombre de antes, ¿de quién

de palabras junto a su oído, dejó caer el plato que tenía en las manos. El plato se rompió en pedazos al instante. ¡Nunca se casó! ¡Gestación subrogada! ¡Gemelos fraternos! ¿Qué era todo esto? ¿Qué

Afuera.

a Soraya con shock, ¿acababa de hablar esa

viendo la extraña mirada de la mujer, se tocó la cara con el dorso de la mano: “¿Tengo algo en la cara?“.

sí, consciente de que no era cortés quedarse mirando, y dijo al azar. “Jajaja, es que eres muy

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