Capítulo 223

Los delincuentes no se quedaron atrás en cuanto a fuego cruzado, disparando furiosamente hacia Herminio y su equipo. Las balas silbabar tejiendo en el túnel secreto una red mortal de fuego cruzado. El sonido del metal chocando y las balas rebotando era engordecator. Herminio y los policías, protegidos con chalecos antibalas, avanzaban sin temor, disparando con toda su fuerza y furla, alcanzando el pico de su poder de fuego. En su persecución, los cri

minales fueron cayendo uno tras otro, algunos muertos, otros gravemente heridos. A aquellos que se rendian, Ja policía les perdonaba la vida, pero los dejaban gravemente heridos para luego llevarlos a la comisaría. Los que se resistían, eran eliminados en ef acto. El estruendo de los disparos casi hizo volar el túnel, llenándolo del olor a pólvora de las balas.

Benito, protegido por sus hombres, escuchaba el incesante tiroteo detrás de él, lo que lo llenaba de desesperación. Llevando a Luis consigo, corria lo más rápido que podía, y al ver la salida del túnel, finalmente pudo respirar aliviado.

Solo unos cientos de metros y estaremos fuera. Nos espera un río. Mis hombres nos están esperando. Una vez fuera del túnel, nadie podrá

habían escapado del peligro, pero de repente,

no quieren morir, rindanse ahora.”

a Demetrio y su equipo a interceptarlos. Antes de que Benito y su gente pudieran escapar, Demetrio

se había escapado por agua para evitar ser detectado. El dueño del crucero era uno de sus hombres de confianza, alguien que jamás lo traicionaría. ¿Quién lo había traicionado? Desafortunadamente, nunca obtendría la respuesta. Todos los hombres de Benito y de Luis fueron aniquilados esa noche. Y Luis, el objetivo principal de

los activos de las familias de los compañeros de clase que habían intimidado a Lluvia, lideradas por los Ocaña, fueron confiscados y congelados. Las chicas problemáticas fueron enviadas a centros de reforma. Y cuando alcanzaran la edad legal, tendrían que pagar por sus crímenes. La escuela de Lluvia, además de los padres de los intimidadores, descubrió a varios corruptos, que también fueron detenidos. La mayoría de los profesores y el director, que habían aceptado sobornos, fueron arrestados. La noticia sacudió la ciudad, pero nadie tuvo compasión por ellos. Los padres de los estudiantes que habían sido intimidados hasta la muerte, llenos de alegría y tristeza, llevaron banderas de agradecimiento a la comisaría. Estaban agradecidos por

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