Capítulo 37

La policia habla encontrado algo nuevo y corri hacia alli, ansiosa. Entonces, mis recuerdos sobre mi muerte ya no eran claros; entre el vaivén de la conciencia, algunos se volvieron borrosos, solo sabia que me hablan llevado desmayada desde el viejo callejón y cuando desperté, estaba en un almacén oscuro, tirada dentro de una caja de madera improvisada. La caja tenia hierbas secas, como si hubieran guardado porcelana o algo fràgil.

Lucas encontró una puerta de reja oxidada, oculta entre la maleza, en la esquina sureste del Centro de Bienestar, su cerradura era nueva y el césped marcaba el rastro de visitas frecuentes, aunque la puerta estaba carcomida por el óxido.

“Ya hablamos buscado aqul antes, pero con estas hierbas tan altas, era imposible encontrarlo si uno no mira con cuidado“, el compañero de Lucas lo decia con asombro.

Lucas echó un vistazo alrededor y después a Kent, que sin saber cómo, ya había entrado al patio: “¿Cuándo cruzó?“.

“Quién sabe, este chico aparece y desaparece como por arte de magia, ¡pum! y ya cruzó“, su compañero se encogia de hombros con resignación, Kent parecia tener habilidades de acróbata.

Yo seguia a Lucas y Helda, forzaron la cerradura y entramos al patio: era un patio interior abandonado del Centro de Bienestar, donde solian vivir el director y la gente con estatus. El lugar, amplio y desolado después de ser abandonado, me daba miedo, asi que me aferré a Helda, siempre más valiente que yo, y ella caminaba delante, sin importar lo que pasara.

“Creo que, aqui fue donde me trajeron desmayada“, empecé a sospechar que el asesino no actuaba solo.

bueno disfrazando su verdadera naturaleza, todos engañados

mientras miraba a mi alrededor. Fue aqui, cuando desperté a mitad de camino, que aquel hombre me encerró, fue aqui donde vi la cara de Kent, aquella vez lo vi mirando desesperado alrededor, buscando algo, y luego agarrando un

aquí hay un hacha“.

de arrastre aqui,

crimen“.

algunos cabellos“, el–forense, hermano mayor en la profesión de Helda, examinaba la escena meticulosamente, temeroso de

de escapar. Recuerdo haberme arrastrado fuera, semiconsciente, intentando huir, pero la persona con la

en mi cuerpo. No pude

de la familia Hierro, tampoco sabia dónde estaba la escena del primer crimen que me costó la

Capitulo 37

Renán lo

a Renán pálido, señalando hacia una esquina. Eran unos zapatos y calcetines manchados de sangre, tirados al azar en el rincón: “Estos son de Nayri“, su

Pero mi nombre, saliendo

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