Capitulo 77

No sé cuánto tiempo estuve dormida, pero al despertar me encontré con que Kent habia estado sosteniendo mi cabeza con su mano todo el tiempo.

Me froté la frente y lo miré, confundida. ¿Habla aguantado asi todo el camino?

Más de tres horas…

Este hombre es tonto de verdad o solo se hace?

“¿Dónde estamos?” pregunté en voz baja.

“En la vieja casa de la familia Linares,” explicó Kent en susurro, agarrándome la mano con cierto temor.

Esos ojos tristes y profundos siempre despiertan el deseo de protegerlo con los demás.

“No tengas miedo, estoy aqui contigo.” Le di una palmada en la mano a Kent, aunque yo también estaba muerta de miedo.

¿Qué clase de casa antigua de pueblo es esta? Rodeada de montañas y valles, el lugar se veía desolado.

Y no solo eso, con las luces encendidas a media noche, parecía sacado de una pelicula de terror…

la boca, me bajé

favor,” nos indicó Nicanor desde la entrada.

y caminamos hacia

placas conmemorativas, ofreciendo

Mateo Linares, el hijo mayor de Felipe

de ser hijo ilegitimo, Kent seguia

la placa con una expresión indescifrable.

mirar bien, vi otra placa con el nombre de Joan

familia murió en un accidente de tráfico, y eran justo las personas que

Federico, al principio era el hijo en el que Felipe menos confiaba: desenfrenado, sin disciplina. necio y rigido, definitivamente

a Felipe solo le quedaba Federico, un hijo que no

viejas tradiciones arraigadas como Felipe, no tener descendencia era un gran problema, ¿cómo iba a permitir que la familia Linares se quedara sin herederos? Por eso estaba Kent y

Linares era el de herramientas

incienso, dijo Felipe al terminar sus rezos y giró a

a Kent, pero él no lo aceptó, seguia mirando

el odio en

emoción y, temiendo que Felipe se enojara, me acerqué a Kent y le susurré. “Kent, ofrece el Incienso.”

Capitulo 77

y con voz ronca dijo. “Todos

paralizada al ver la profunda decepción en

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