Capítulo 311

Dr. Quique…” el médico a su lado estaba un poco incómodo, esto claramente era algo contra la humanidad.

Cualquier médico con un poco de conciencia se negaría a torturar así a un paciente con problemas mentales.

Kent tenía problemas mentales, pero también era una persona.

Todos apartaban la mirada, pero se contenían de expresar su ira.

En el asilo de Monte Azur, aparte del director, estaba Quique.

Además, Quique era el yerno del director, prácticamente el que más poder y voto tenía allí. Nadie se atrevía a desafiarlo.

Ni siquiera a cuestionarlo.

Quique miró fríamente al otro. “Esta clase de datos experimentales son una oportunidad única.”

Sostuve con fuerza la mano de Kent y miré a Quique con furia. “Tú eres el verdadero demonio.”

Quique simplemente me miraba con una expresión oscura e indescifrable.

Renán, por su parte, también parecía darse cuenta de que algo no estaba bien con Kent. “Dr. Quique, sólo tiene que llevárselo de vuelta lo antes posible. No hace falta…”

“Renán.” Yuria lo interrumpió con los ojos enrojecidos. “Renán, cuando Osvaldo se pone loco es muy peligroso, mejor no nos métamos, el médico seguramente tiene sus

razones.”

Renán frunció el ceño, mirándome inconscientemente.

Parecía querer ver mi súplica.

pidiera ayuda, él seguiría

no

apretaba fuerte la mano de Kent. “¿Puedes resistir

hacía más pesada y su mirada comenzaba

un zombi, insensible… sin

químicos podían atrapar su alma,

sabiendo que la droga ya estaba

Volvió a

una pizca de emoción en su voz, como si estuviera realizando algún

འགོ་ཆེན་བརྙད་པ”

tensó un momento, frunciendo el ceño como si

mi mano que

lágrimas… Lo abracé impotente, no queriendo que fuera controlado por la medicación, pero sabiendo que era inevitable, que

voluntad.

vuelve conmigo.” Quique habló otra

empujó y se

del asilo

solo que Kent tenía una mayor resistencia a la medicación que el paciente promedio.

labios, su mirada hacia mí era

a Renán que

mi mano. “Nayri… él debería volver

tratamiento.”

para los pacientes con problemas mentales en Europa a mediados del siglo XX?” Quique se giró para provocarme.

mis manos

frontal…” Quique señaló su propia cabeza.

Perdí el control y me abalancé sobre él, en ese

rodeó con sus brazos, atrapándome en sus brazos.

que Quique me estaba provocando, él no tenía derecho a realizar ese tipo de

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