Capítulo 25 Una noche agradable

Santiago se paró frente a la enorme ventana de su suite en el Gran Hotel de Coralia, mirando hacia debajo de vez en cuando.

Había visto el auto del hombre. ¡Valentina y ese maldito también estaban en el hotel!

Al imaginarse a que su gatita probablemente estaba involucrada con él en alguna habitación, le provocó cada vez más irritación.

De repente, se escucharon golpes en la puerta, seguidos por la voz de su guardaespaldas:

-Jefe, llegó… el regalo del señor Rodríguez.

Santiago frunció el ceño levemente. ¿El regalo de Noah?

Sintió una mayor irritación. Justo cuando estaba a punto de decir “lárgate“, cambió de opinión en el último momento.

-Em–respondió Santiago con frialdad.

¿Em?

El guardaespaldas fuera de la puerta estaba sudando profusamente. Thiago se ocupaba de los asuntos relacionados con la familia Díaz por orden del jefe, por lo que a él se le había asignado proteger a Santiago. Sin embargo, ¿qué quería decir Santiago con solo un “em“?

Sin otra opción, el guardaespaldas decidió abrir la puerta de la habitación reuniendo todo su coraje…

Al entrar en la habitación, Aitana sintió una frialdad recorriendo su cuerpo. Pero cuando vio la espalda parada frente a la ventana, su cuerpo se calentó por

emoción.

había dicho que a Santiago le gustaba el color rojo, por lo que se había sentido atraída por él desde el primer momento. Por eso, Noah había

cuando ella vestía de blanco, parecía una pequeña flor blanca pura y hermosa, muy tentadora. Si

le gustaba ella así, creía

que viniera

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apariencia inocente y tierna que había capturado el corazón de Noah. Sin embargo, antes

¿Qué relación

un poco,

-Ella es mi hermana.

que la información recopilada sobre Valentina mencionaba que, después de la muerte de su madre, su padre

-ordenó

estaba lleno de opresión, y Aitana no se atrevió a desobedecer. Se giró rápidamente, pero no abandonó su intento de seducción.

la vuelta, vio precisamente esa escena. Un destello de desprecio y odio apareció en sus ojos, como si hubiera visto algo

cayó sobre la cabeza de Aitana,

-¡¡AHH!!

al suelo de manera vergonzosa. Santiago reveló una sonrisa fría

que no llegas ni a la suela del zapato de tu

muy avergonzada y enfurecida

más, esa maldita mujer. ¿Pero, Cuál

al Edificio Mendoza, y el Don Mendoza debería haberlas visto. ¡Pero,

Valentina. Bien, muy bien.

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interesaba saber cómo

***

débil debido al medicamento. Apenas podía soportarlo. Pero aún se esforzaba por mantener la razón

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