Capítulo 84: ¿Sería… el Señor Mendoza?

Noah estaba eufórico. Pronto lo llevaron al patio trasero. En la oscuridad, el rostro de Santiago era una máscara de seriedad.

Noah, creyendo que finalmente Santiago habla visto la verdadera cara de Valentina, avivó el

fuego.

-¡Señor Mendoza, usted lo ha visto, Valentina es ese tipo de mujer, no merece ni un segundo del

su atención!

-¿Qué tipo de mujer es ella? -preguntó Santiago con una voz baja y helada.

Noah, apresurado, pintó a Valentina de la peor forma.

-Ella fue mi prometida. Para hacerme daño, se involucró con un gigoló, incluso se casó con él.

Se acercó al señor Mendoza y al señor Valenzuela solo para sacarles dinero y mantener a su

amante.

¿Un gigolo? La forma en que Valentina le dio dinero daba la impresión de que realmente lo consideraba un profesional de ese tipo. Santiago se dibujó una sonrisa involuntaria.

Noah no notó su expresión. Pensando en cien millones de dólares que Valentina había recibido,

sentia envidia.

-Señor Mendoza, no se deje engañar por ella. Esas joyas no valen cien millones de dólares.

Puedo ayudarlo a recuperarlas!

i

Noah pensó que si lograba recuperarlas, el señor Mendoza seguramente le agradecería.

Santiago, con las piernas cruzadas y una sonrisa ambigua, preguntó:

-¿Y cómo piensas recuperarlas?

emocionado, golpeó

mire, señor Mendoza, y yo me encargaré de

lo miró y

el tono peculiar en la voz de Santiago, creyendo que había conseguido una autorización

-¡Por supuesto, señor Mendozal

una sonrisa de triunfo, Noah se dirigió hacia Valentina en la villa. Con el señor

a Valentina.

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Valentina charlaba con algunos diseñadores de joyas.

Noah sono.

-Valentina Lancaster!

través de la multitud, Valentina encontró la mirada de

sus ojos. ¡Ese desgraciado,

de celebración del señor Valenzuela, ella

seguia insistiendo…

-¡Paf!

Una bofetada golpeó el rostro de Noah, dejando a

sorprendidos.

el salón, un hombre de mediana edad, que acababa de entrar, estaba

ese hombre,

-¡Papá!

no lo podía creer. Al volver en sí y

asombro.

era impresionar al señor Mendoza, ni siquiera prestó atención a la bofetada

la miraba, Alfonso le

otro <<¡paf!»

ojos se llenaron

no le dio oportunidad de hablar y señaló

que se llevaran a su hijo, arrastrándolo en una

Alfonso hizo una reverencia

a

lanzó una mirada fugaz a Valentina,

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