Capítulo 203: No Lo Dejes Escapar Fácilmente

Valentina dispersó los pensamientos que nublaban su mente y, tras aplicarse medicina en el baño, sintió una opresión en el corazón. Justo cuando iba a salir de la habitación para despejarse, al abrir la puerta, se topó con la imponente figura de un hombre. ¿Su esposo? Aún vestía la ropa de la noche anterior, su cabello desordenado, y por su barba descuidada, parecía que no había dormido en toda la noche.

Por un instante, Valentina pensó que estaba viendo mal, hasta que escuchó su voz:

-Valentina, ¿ya despertaste? Vi cómo te medicabas anoche, pero deberíamos ir al hospital para que te revisen.

Santiago hablaba con cautela. Miraba a Valentina con una mirada suplicante, como un cachorro esperando la respuesta de su amo.

Valentina esbozó una débil sonrisa, sin ganas de hablar. Cualquier movimiento en su boca le causaba dolor. Levantó su mano, pidiéndole a su esposo que se hiciera a un lado. Santiago se movió rápidamente para dejarla pasar y la siguió de cerca durante toda la mañana, casi como su sombra.

En un momento, Valentina destruyó la tarjeta de memoria de su cámara y luego arrojó la cámara a la basura. Al mediodía, recibió una llamada de un número desconocido. Al contestar, escuchó una voz del otro lado:

-Valentina, ¿sabes dónde está Noah?

Era doña Lucinda.

-Noah…

Valentina apenas pudo hablar sin sentir un dolor agudo en la lengua. Los recuerdos de la noche anterior invadieron su mente, y su mano temblaba mientras sostenía el teléfono.

En ese momento, Santiago le arrebató el móvil de las manos. Aunque ya no tenía el teléfono, el cuerpo de Valentina seguía temblando. Santiago extendió su mano, queriendo abrazarla, pero temiendo agravar su estrés, se limitó a tomar su mano con delicadeza.

-Ya pasó, Valentina… ya pasó…..

Valentina sabía que había pasado, pero al pensar en Noah, no podía contener su furia.

-Ese desgraciado…

Apretó los puños y, sin expresión alguna, tardó un rato en decir:

+15 BONOS

-No lo dejes escapar fácilmente.

y, aunque desconocía la relación entre él y

arrojarlo al mar para

reconsideró, esbozando una

-Deja déjalo estar.

por la ley, no valía la pena meterse en problemas por un desgraciado. De repente, un dolor intenso le asaltó

una mirada

que Santiago y Valentina habían dicho se transmitió al otro lado de la línea. Al escuchar la voz de Santiago, doña Lucinda se quedó helada. Tras reflexionar, aún dudaba si era la voz de don Mendoza

-¿Mendoza… don Mendoza?

-¿Eres tú, don Mendoza?

no se atrevía a llamarlo por su

-Con esa

las esperanzas de doña Lucinda.

Valentina:

dejes… escapar…..

era la razón por la que don Mendoza

castigo de la Corporación

esta vez, nadie contestó. Como una hormiga en un sartén caliente, doña Lucinda se desesperó. Por la noche, buscó

y

la familia Valenzuela. Esperó todo el

ver el video que tanto deseaba, se

todo!

estado encerrado en una habitación desconocida durante todo el día. Después de un tiempo indefinido, finalmente

-¿Tío?

tío había vuelto. Se preparó para seguir suplicando. Pero la persona que entró

¿de dónde sacaste a esa gente, y encima con esas inclinaciones

en el mercado negro? ¡Me costó

persona.

varios pasos. ¿Quiénes

quitó la capucha negra de la cabeza.

hizo eso? ¿No saben tratar con

al ver las heridas en su rostro, con un tono que parecía verlo como una presa, lo que incomodó aún más a

quieren?

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