Despidiéndose de mi amor

Capítulo 0044

En ese momento, el teléfono del anciano señor Nápoles sonó: -1 Mocoso malcriado! ¿Estás planeando envejecer solo? ¿Quién te dio el valor para dejar plantado a tu cita a ciegas?

Al otro lado, el anciano señor Nápoles estaba lleno de energía.

David se sintió un poco indefenso al respecto: -Abuelo, estoy muy ocupado.

-¿Ocúpado? ¿Crees que no sé que pasas todo el día afuera sin avanzar en nada con esos amigos?

El anciano claramente perdió la pacjencia: -¡Vuelve inmediatamente, o cortaré todos tus caminos!

David no tuvo más opción que regresar inmediatamente.

En el grupo Horizonte.

Después de llegar a la empresa, Silvia fue directamente al último piso.

El asistente personal Adrian, al ver a Silvia venir con un aspecto elegante y sin perder su encanto y belleza, no pudo evitar mirarla un par de veces.

Recordaba que Silvia solía no preocuparse por su apariencia, ropa de colores oscuros todos los días, pasando muy desaperc ni siquiera parecía en lo absoluto ser la hija de una familia adine

ahora, la mujer frente a él no solo era deslumbrante,

también irradiaba un gran aire de nobleza y encanto, como si fue otra persona.

¿en qué puedo ayudarla?

señor Ferrer-dijo

+25 BONUS

está muy ocupado

sentido ningún tipo de simpatía por ella, así que naturalmente no la llevaría a ver al

que llegó, había averiguado el horario de Julio y hoy no tenía ninguna reunión

Entonces, por favor dile al señor Ferrer que nuestra cooperación termina aquí -dijo Silvia, preparándose

esperar, Adrian cambió de actitud por

Orellana, por favor espere, voy a preguntarle al

reprimió su arrogancia y llevó a Silvia directamente a

por el área de secretarias. Las secretarias que habían estado trabajando muy diligente desde hacía varios años no podían

se había muerto hacía más de

en nada a la antigua Silvia, que no se preocupaba por su

miradas sorprendidas, Silvia entró en la

frente a la gran ventana de piso a techo, con un impecable traje que resaltaba su alta y

-Señor Ferrer.

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discretamente y cerró la puerta

para mirar a Silvia parada junto a la puerta. Ella lucía más elegante que antes, con un suave toque de intelectualidad.