Capítulo 0127

Una vez afuera, parado en el balcón, solo podía ver inmensas

montañas y árboles hasta donde alcanzaba la vista. Juan frunció.el ceño:

-Él no estaba encerrando a un niño, estaba encerrando a malas personas.

No pasó mucho tiempo en el balcón antes de que pequeño su cuerpo comenzara a sentirse incómodo. A pesar de ello, se contuvo y se dirigió de inmediato a observar en otros lugares.

Durante los días de encierro, había estado buscando varias oportunidades para escapar. Pero el sistema de seguridad aquí era demasiado estricto; incluso si lograba burlar la seguridad, su pequeño cuerpo débil y enfermizo no le permitiría correr más de mil

desmayarse, e incluso podría perder la vida.

de observar durante un buen rato, la niñera finalmente se enta de que Juan había desaparecido, y entró en pánico total., -Juan, ¿dónde estás?

Si algo le sucediera al niño, su jefe seguramente la castigaría

severamente. Temblando por completo de miedo, en ese momento, Juan entró muy tranquilo con una taza de agua en la mano.

-¿Estás cansada, señorita? Bebe agua.

Al ver a Juan, la niñera suspiró muy aliviada. Ese niño era tan considerado y adorable que ella casi olvidó por un momento que tenia solo unos cuatro años.

-Juan, gracias, no tengo sed. La proxima vez que vayas a hacer algo, asegúrate de decírmelo, me asusté demasiado.

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Juan con fuerza.

qué le vino a la mente, sus ojos se llenaron

de inmediato: -Mi pequeño Juan, ¿ qué te pasa? ¿Por qué

se sonó al instante la nariz: Echo de menos a mamá y papá, señorita, ¿podrías en

su pequeño rostro, la

contactar al mayordomo de

finca estaba totalmente

a informar a la seguridad, diciendo que Juan habia estado llorando y que extrañaba demasiado

a cargo de la finca Quintas del Arroyo a través de

del

el robusto brazo frente a ella, mirando hacia arriba se encontró con la ampliada y

frunció el ceño y con cuidado trató de apartar su

125 BONUS

voz impaciente de Julio resonó al instante. Él apretó su agarre y

un poco más.

que no dormía tan bien. No era

finalmente lo hacía y no

de él nuevamente, pero su mano estaba firmemente agarrada y no podía liberarse de ella.

de que el teléfono móvil de Julio sonara con gran urgencia. Él contuvo su enojo y abrió los ojos, con un brazo aún abrazando a Silvia, mientras

la

Qué sucede?

del otro lado del telefono le

una regla: no permitirse hacerle llamadas antes

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