Diario de una Esposa Traicionada

Capítulo 41

Me di cuenta, casi de manera cómica, de lo absurdo de la situación. La abandonada en la noche de bodas había sido yo, la que pasaba sus cumpleaños sola porque su esposo nunca estaba, era yo. Los regalos que tanto deseaba y acababan en manos de otros, también eran para mí. Incluso en las citas del médico para el embarazo, mi esposo preferia acompañar a alguien más. Sí, esa era yo…

En aquel momento, que estábamos al borde del divorcio, ¿no podía soportar que mis amigos me organizaran una pequeña fiesta de inauguración en mi nuevo hogar?

Tiré de la comisura de mis labios en una sonrisa irónica y bajé la mirada hacia él diciéndole: “Si no te vas, llamo a Andrea,”

Cuando Andrea llegara y empezara a discutir con él, seguro que no sabría cómo manejarlo.

Isaac de pronto me rodeó la cintura con fuerza, apoyando su frente en mi pecho y con voz ronca dijo: “Cloé, nunca quise que las cosas llegaran a esto, de verdad.”

Sus palabras casi me hicieron flaquear. Justo cuando iba a responder, el celular que había dejado sobre la mesa comenzó a sonar. En la pantalla aparecía claramente ‘Andrea’.

Fue como si me echaran un balde de agua fría, me sacudió de golpe y recuperé la compostura, apartándolo con la mano y diciéndole: “Tu teléfono está sonando.”

En ese momento, David salió de la cocina.

“Cloé, ya casi hemos terminado aquí, voy a llevar a Thiago a casa.”

a la

balcón, tragué el impulso de irritación que brotaba sin razón. Después de acomodar a Leticia en la habitación, ayudé a David a sostener al casi inconsciente Thiago para bajar. Pero,

“¿Eh?”

mi estado de ánimo y negué

bebido algo de alcohol y le dije: “¿Llamaste a un

preocupes, ya

del elevador se abrieran, dijo:

asintiendo: “Si,

a arrepentirte después.

arrepiento.” Respondi con

habla preguntada repetidamente si me arrepentía y

pensativo y dijo: “Entonces está bien.”

Capitulo 41

“David…”

puertas del elevador se abrieron, y mientras caminábamos hacia el estacionamiento, reflexioné antes de

en el pasado, no recordaba haber salido

en la universidad, ¿lo olvidaste?”

“¿Ah?”