Capítulo 47

Caminando hacia la cena, yo seguía reflexionando sobre lo ocurrido y me sentia confundida. Cuando Andrea lanzó esa pregunta, por alguna razón, esperaba que Isaac dijera algo en mi defensa. Algo como: “Ella tiene todo el derecho de gastar mi dinero” “¿Acaso necesita tu aprobación para usar mi dinero?”

¿Y cómo respondió Isaac? Dijo: “Este auto se lo compró el abuelo.”

Con eso, cerró la boca de Andrea. Pero claramente, ese auto fue un regalo de San Valentin que él me había dado hacia poco. Que Andrea hiciera un escándalo sin reconocer que el auto era mío, estaba bien. Pero que él olvidara cómo había llegado el auto a mis manos era otra cosa. O tal vez, él lo recordaba, pero no quería que Andrea supiera que él también era bueno conmigo. ¿Así que yo, la señorita Montes, tenía que ser tan insignificante y no podía usar lo que era de ambos en nuestra propiedad conjunta? ¿Tenía que esconderme ante la amante de mi esposo?

Pero frente a mí, podía regalarle un auto a Andrea, consolándola fríamente: “Vamos, una mujer de treinta años no debería ser tan caprichosa, comprar otro del mismo modelo pero en diferente color no tomará mucho tiempo.

Mirando hacia las luces de la noche que apenas comenzaban a brillar, de repente senti un sabor amargo y me dieron náuseas. Los regalos que me daba, podian fácilmente ser dados a otra persona.

Leticia, conduciendo, preguntó: “¿Sigues pensando en lo que pasó?”

divorcio no cambiaría nada, pero aun asi temía a la decepción una y otra vez. Leticia entrecerró los ojos, sin maldecir como solía hacerlo, solo dijo: “Si ella realmente termina conduciendo el mismo auto que tú, le enseñaré a

Pregunté sintiendo que algo

sé lo que hago. ¡Tú solo preocupate por cuidarte!”

hablar, el auto se detuvo lentamente en la entrada. Ese lugar había estado abierto por más de una década, y aunque estaba un poco apartado, lo compensaba con su excelente sabor. Cada otoño e invierno, a muchos locales les

Leticia: “No hagas nada impulsivo, ¿me oiste? En este momento, lo único que quiero es divorciarme sin problemas, lo demás no

despreocupadamente mientras caminábamos hacia la entrada para tomar un

la cantidad de mesas esperando, ambas nos quedamos estupefactas. ¿Cuarenta o cincuenta mesas? ¿Hasta cuándo tendríamos que esperar? Mientras me lamentaba, alguien abrió una ventana en el piso superior, mostrando un rostro atractivo y diciendo de manera despreocupada: “Hey,

bullicio. Aunque Leticia normalmente se molestaba con él, al oir que tenía un asiento disponible, sus ojos se iluminaron y me llevó escaleras

1/2

Capitulo 47

Thiago: “Parásito. No debería haberte dicho que

tendrías

The Novel will be updated daily. Come back and continue reading tomorrow, everyone!

Comments ()

0/255