Capítulo 85

Después de que terminó con su tratamiento, la acompañé a casa bajo la oscuridad de la noche.

Preocupada porque ella no se cuidara bien en esos días, decidi quedarme en su casa sin irme.

Al día siguiente, durante el desayuno, Leticia me echó varias miradas furtivas

No pude evitar reime preguntándole: “¿Qué pasa?”

“Ah, es que, es que.

Leticia parecia querer decir algo pero se detuvo, y luego, con seriedad, dijos”Isaac esa noche con la medicina, tu celular se apagó de repente, y después no encontré la oportunidad de preguntarte.”

Confundida, pregunté: “¿Preguntar qué?”

Ella sonrió, acercándose para preguntar: “¿Lo hicieron? Con esa medicina, ¿fue muy intenso?”

Estaba comiendo sopa de pollo y casi me ahogo. Aunque ya sabia que ella tenía una personalidad que buscaba sorprender a los demás, me seguía tomando por sorpresa.

Tosi varias veces, intentando calmarme mientras le decía: “No, no lo hicimos.”

Ella me pasó algunas servilletas, con una mirada de sospecha: “¿En serio no?”

no, estoy en los primeros tres meses de embarazo, ¿cómo vamos a

indiferencia. Sin embargo, al pensar en esa noche, senti mis mejillas

con insinuación: “Ah, pero si uno

repente me sentí culpable

recuperó? ¿No me digas que un baño de agua fria también funciona en

de repente bajó la vista a mis manos, bromeando: “O

ella bajó la voz, susurrando

“¡Leticia!”

me sonrojé, corriendo a cubrirle la boca: “¿Qué estás diciendo,

ja, ja, ja…!”

si lo supiera todo: “Vamos, dime, ¿fue

“¡Vamos a comer

significa que si!”

¡Ni comiendo puedes callarte!”

al vapor en la boca, y ella, reprimiendo su

tragarse la calabaza, de repente comentó; Pensandolo bien,

“¿Por qué?

volver a casa y que tu lo ayudaras con la mano, en vez de ir con Patek Philippe a tener

encuentro

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