Diario de una Esposa Traicionada

Capítulo 115

Al oír eso, me quedé boquiabierta, pero también rápido entendi el porqué.

Leticia fruncía el ceño, mirándome confundida y susurró: “¿Hay algo que no me hayas contado?”

“No.”

Miré cómo Andrea era alejada por el guardia de seguridad y cerré los labios suavemente diciendo: “Solo está herido y quiere compensar.”

Ricardo, en su lecho de muerte, ni siquiera lo tuvo a él a su lado y eso que era su nieto más querido. Incluso provocó su gran enojo el día de su fallecimiento. ¿Cómo no iba a sentirse culpable, arrepentido y autoinculpado? Y al final, su manera de mostrarlo era cumplir con el deseo del anciano, haciéndome la señora Montes para toda la vida. No tenia nada que ver conmigo personalmente.

Después del funeral, regresé a la casa de los Montes, con Mario, comenzamos a organizar las pertenencias de Ricardo.

Los sirvientes ya habían hecho una limpieza preliminar, así que lo que quedaba eran las prendas y objetos de uso cotidiano de Ricardo.

Cada pieza que tomaba en mis manos me hacía sentir como si el anciano nunca se hubiera ido. Mientras organizaba, reflexioné y dije: “Mario, ¿estás seguro de que había medicina en el bolsillo Ricardo anteayer?

de

el señor

me miró seriamente después de responder. “¿Todavia sospechas de

Sacudi la cabeza.

ese día, era posible que se cayera. Pero… Mi intuición me decía que no era tan

estos dias, ¿los sirvientes han encontrado alguna botella de medicina caida en el suelo mientras

y me informó: “No, los objetos personales del señor siempre me los

pequeña, si cayó en el patio, es

“Está bien.”

las pertenencias de Ricardo con sumo cuidado, temiendo romper o dañar algo. Los objetos dejados por las personas

e quedaba

en mis manos diciendo: “Mario, ¿puedo llevarme esto? Quiero… conservar un

algo con lo que el anciano siempre jugueteaba, queria tenerlo cerca para recordarlo siempre. Había una frase en una serie que vi

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