Capítulo 114

Isaac temía que volviera a llamar a la policía, así que dejó de ir a la oficina y comenzó a trabajar desde el estudio por videoconferencia. Me tenía vigilada hasta el punto de sentirme incómoda, por lo que pasé la tarde sentada en el patio, perdida en mis pensamientos.

Al día siguiente, era el funeral del anciano, el cual era un ambiente opresivo y desolado. Caia una lluvia fina y constante, mientras el frío se colaba hasta los huesos.

Finalmente, pude salir del Jardin de la Aurora, al lado de Isaac, quien me tomaba de la mano, recibiendo a los invitados que iban a rendir homenaje como si fuera una marioneta.

Esos últimos días estaba de muy mal humor, no es que hubiera cambiado, sino que mostraba su verdadera naturaleza. No tenía opción de resistirme. La noche anterior, le había dicho nuevamente que Ricardo en su lecho de muerte no nos había pedido que no nos divorciáramos, solo había pedido que Andrea no entrara a la familia Montes. No me creyó. Dijo que le estaba mintiendo. Y yo estaba demasiado cansada para discutir.

Cuando comenzó el funeral, vestia un abrigo negro de lana, parada a un lado en silencio, escuchando a la gente hablar sobre la vida del anciano. Ochenta años resumidos tan fácilmente.

La persona que hacía dos dias aún me sonreía, en aquel momento era solo un montón de tierra.

“¡Ricardo!”

Andrea apareció de repente, con el rostro lleno de lágrimas, se arrodilló frente a la tumba diciéndole: “Ricardo… ¿por qué te fuiste tan de repente?

Sin esperar a que Isaac reaccionara, giré la cabeza y ordené: “Mario, llévatela.”

que Ricardo querría ver en aquel lugar

Al oír

se levantó del suelo y me desafio:”¿Qué

“Decide tú.”

a Isaac y me dirigí hacia donde estaban Leticia y los

Isaac diciéndole: “Isaac, sali

te duele el estómago?”

brazo fríamente, su expresión era inmutable, tranquila como un lago profundo, emanando

no duele…” Respondió Andrea.

paralizada por un momento, y luego comenzó a quejarse: “Vine especialmente al funeral del abuelo,

Montes, tiene todo el

están solicitando

“Mario.”

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Capitulo 114

ordenó a dos guardaespaldas que fueran

repente se enfureció y salió corriendo y gritando: “¡Qué están haciendo ustedes dos! ¡Yo aún estoy

acosando a Andrea!”

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