Capítulo 149

En el camino al hospital, me recostaba en el asiento del copiloto, medio adormecida, pensando en la expresión sombría y desolada de Isaac antes de irme,como si alguien hubiera exprimido jugo de limón.

en mi corazón. Era una sensación agriamente indescriptible. Para después de desahogarme, jel pesar

que tenía en el pecho se alivió muchísimo! Si. El hijo que habíamos perdido era de los dos. ¿Por qué tenía que ser yo la única en sufrir? Él también debería sufrir junto conmigo.

David manejaba con una mano en el volante y con la otra tocó mi frente, preocupado: “Tienes fiebre

alta.”

“No es nada, me resfrié, con unas inyecciones estaré bien.” Movi la cabeza despreocupadamente.

Total, ya no habia bebé que preocuparse, con resfriado y fiebre, tomar medicina y unas inyecciones bastarian. La Clinica Horizonte Azul era la más cercana, David no quiso perder tiempo cambiando de hospital, y a mi tampoco me importaba. Era un hospital tan grande que, a menos que fuera intencional, era imposible encontrarse con alguien conocido. Sin embargo, apenas estacionamos el auto y. abri la puerta, el director del hospital nos recibió de inmediato junto con un doctor y dos enfermeras.

“Señora Montes…”

El director indicó a las enfermeras que me ayudaran, aclaró su garganta y dijo con entusiasmo: “El presidente Montes acaba de llamar, insistiendo mucho en que, como usted ha estado especialmente delicada de salud y ahora con fiebre, tenía que asegurarse personalmente de que no descuidáramos su

caso.”

rechazarlo, pero luego lo pensé mejor y accedi: “Está bien.”

recibido el certificado de divorcio, por lo que usar los recursos

llevó directamente a la zona de las habitaciones y

de mi tía había

director sonrió de manera servil y me dijo: “Usted es la señora Montes, si usted lo necesita, los demás deben cederle el

tía. En ese momento crítico, Isaac aún se sentia culpable hacia

la habitación donde Andrea estaba hospedada. Y Andrea, estaba siendo bloqueada por

que tú me robaste

hacia mi llena de ira, intentando abofetearme, pero David, con los ojos entrecerrados, fue rápido y le sujetó el brazo diciéndole: “Señorita Montes, no tengo la costumbre de no golpear

tranquila, cuando habla de manera sombria, podía

sino que yo también lo miré sorprendida…

me miró con dientes apretados y me

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Capitulo 149

está

respondi con calma: “¿Eso

“¡Cloe!”

que no te pases de

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