Capítulo 153

Mario ajustó su expresión y me lanzó una mirada, soltando un resoplido frío y pesado de inmediato: “¿Cuántos dias hace que el Ricardo murió? Tú, que eres más joven, ¿ya has olvidado sus palabras en su lecho de muerte? ¡La señora Montes, solo puede ser Gloé!”

“¡Una persona tan irrespetuosa como tú ni siquiera merece pretender entrar a la familia Montes!”

Mario aprovechó la situación para escupir con desden y luego me miró, diciendo respetuosamente: “Señora, me voy ahora. Deberia entrar para evitar que los perros locos le hagan daño.”

Acto seguido, se marchó con los sirvientes, mostrando un aire de grandeza que recordaba al de señor Ricardo cuando estaba vivo

“Qué absurdo, por Dios!

Andrea, enfurecida por el arrebato de Mario, se quedó boquiabierta y me miró desafiante preguntándome “Asi que toda la familia Montes, desde los viejos hasta los jóvenes, ahora estä hechizada por ti?

“No será que tú eres demasiado molesta? Le respondi con sarcasmo

De inmediato, apretó los dientes con funa Leticia apareció de repente, con sus labios rojos curvándose en un desafio “Otra vez aquí? Te has vuelto adicta a que te regañe? ¿Cuando volviste a casa ayer pensaste que tenia razón y lo disfrutaste mucho?”

To! Eres simplemente una sinvergüenza

Andrea, incapaz de superarla, mordió sus dientes conrabia diciendo: “Y además, ¿quien dice que vine a buscarlas? Vine a ver a mi madre

Eso te hace mejor que una mujer despreciable Largate”

una gallina protegiendo a su polluelo con espiritu de lucha, y no pude evitar querer reir diciendo: “De repente me doy cuenta, solo tú

se llama eso?”

Que?

malvados, hay que usar

su cabello castaño ondulado sobre sus hombros, levantando su pequeño rostro

y radiante

Casado vino a verme otra vez me cambió el medicamento y continuó

infusion

que aún no has ido a trabajar?”

eran casi

culpable, y sonrio tratando de

LEN

“He renunciado

“¿Qué?”

iba a quedar? ¿Para esperar que esa zorra tome el control y se pavonee

mía. No tenía ni perritos ni gaticos a mi cargo, ni hipoteca ni préstamos. de auto, así que no tenía presión por el momento, por lo que le dije: “Te

“Cállate.”

una cereza en la boca preguntando: “¿Crees que renuncié sin tener otro plan? Ya he pensado qué voy a

“¿Qué?”

“Es un secreto.”

levantó sus cejas,

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