Capítulo 424

El peque me miró con sus ojos grandes, parecía tener tres o cuatro años, vestido a la última moda, bellamente esculpido como una obra de arte. Levantó la vista hacia mí, llenándome de calidez hasta el fondo de mi corazón.

Pero, tía… No se podía llamar a cualquiera así.

Me quedé un poco confundida, le acaricié su pequeña cabeza y le pregunté: “¿Tia?”

“¡Sí! Tía, me llamo Elías Yáñez, ¡puedes llamarme Elías!”

El pequeño era tan tierno y dulce, presentándose con una voz infantil, lucía extremadamente obediente.

No pude evitar sonreír, me agaché y le dije suavemente: “Está bien, Elías, pero…”

Hice una pausa y miré hacia Camilo: “¿Elías es tu sobrino?”

“El hijo de Inés.”

Camilo levantó la vista con pereza, diciendo despreocupadamente: “Ella se fue de viaje a Europa esta noche, Elías tiene que ir a la escuela, así que tengo que cuidarlo por un tiempo.”

“¿Ah?”

Lo miré a los ojos y no pude evitar cuestionar: “¿Estás seguro… de que puedes cuidar de un niño?”

Elías me abrazó del cuello, me dio varios besos en la cara, todos llenos de saliva, y dijo con dulzura: “¡Tía, quiero que me cuides tú!”

Debía admitir que me derretí por completo, pero igualmente miré hacia Camilo y le pregunté: “¿Tía?”

Camilo actuó como si no fuera gran cosa: “Son niños, les gusta decir tonterías.”

los pequeños hombros de Elías, tratando de corregirlo: “Elías, llámame Cloé, ¿de acuerdo?

confundido

“Eh…”

simple y comprensible: “Tía, es la futura esposa de tu tío,

“¡Ah, ya entiendo!”

de alegría, aplaudiendo sus gorditas manitas y diciendo: “Entonces tú eres tía, mi mamá me dijo que si

mucho…”

la mano y le cubrió la

fijamente y respondió firmemente: “¡Tío! ¡Yo sí

dientes diciendo: “Vamos, explícame

¡Yo no

pidiendo con dulzura: “Tía, ¿puedo

niño. Lo pensé un poco y lo rechacé

luego preguntó: “¿Por qué no te quedas en Casa de la

y luego

de la Brisa, ese era el apartamento

eventos de hacía dos años hicieron que él siempre guardara cierta distancia conmigo, y yo también me sentí culpable. Por eso, en ese viaje a Villa del Mar, nunca pensé en

preguntando: “¿Puedes

siendo de manera honesta: “Más bien pensé que no sería apropiado que me

inapropiado? Cualquier cosa que me hayas regalado antes,

de su cumpleaños o de Navidad, siempre vaciaba mi pequeña alcancía y aun así le pedía a mi abuela que me ayudara un poco. Con eso en mente, de repente senti que tenía todo el derecho del

con desdén: “¿0 es que tienes tanto dinero para quemar, que tienes que quedarte en un hotel? Si tienes demasiado, dámelo a mi, yo lo gastaré por ti.”

“En tus sueños

mejillas del pequeño en mis brazos mientras decla: “Puedes venir a jugar a mi casa, está justo debajo de la

me mudaré allí por la tarde, ¡Elías es bienvenido en

“¡Mua!”

beso en la cara y dijo con

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