Capítulo 433

Inés asintió y dijo: “Una amiga mía se encontró con Rosa en un evento y por casualidad intercambiaron sus números de WhatsApp. Ella me contó que el año pasado Rosa publicó algo en Instagram.”

“¿Qué publicó en Instagram?”

“Una publicación de Rosa que solo estuvo disponible por seis meses, pero básicamente decía algo sobre un regalo del cielo, no recuerda bien contenido, pero había una foto de Rosa con otra chica, parecía tener unos veintitantos años.”

¿Un regalo del cielo?”

Camilo frunció el ceño y envió una foto diciendo: “Pregúntale a tu amiga si la chica de esta foto es ella.”

*Bien.”

Inés inmediatamente reenvió la foto a su amiga, aunque también estaba confundida y dijo: “Eh, si la chica ya tiene veintitantos, ¿qué sorpresa puede ser? ¿Será que la hija siempre estuvo con el padre?”

“Intenta averiguar más.”

Los dedos de Camilo, bien definidos, tamborileaban sin ritmo fijo sobre su silla de ruedas. Tenía un presentimiento inexplicable. Ese asunto, de alguna manera, tenía que ver con él o con Cloé.

Hacía dos años, todavía era una impostora en la familia Monroy, y en aquel momento resultó que era la hija de Rosa. Todo era demasiado extraño. Quizás, debería buscar una oportunidad de encontrarse con Rosa.

Justo entonces, la amiga de Inés, quien acababa de terminar su trabajo, respondió a su mensaje: “Es la chica de la foto que enviaste, la misma que aparece en el Instagram de Rosa.”

“¡Cloé!”

N

Perdida en mis pensamientos en el sofá, una voz suave y tierna me trajo de vuelta a la realidad. Elías asomó su cabeza y un poco tímido dijo: “Olvidé que no tengo ropa.”

“Voy a buscarte algo.”

Acostumbrada a su llamado, ni siquiera intenté corregirlo. Entré a la habitación y le encontré una camisa: “Ponte esto por ahora, ¿si? Vamos a comprar ropa en un momento.”

y yo no quería

aquel momento que podían pedir cosas a domicilio,

esa noche ya

“¡Sí!”

espuma de jabón en el cabeza que no se había aclarado del todo. No pude evitar reír y detuve su intención de vestirse diciéndole: “Esperá, vamos a aclarar bien la espuma que

y lo llevé de regreso a la sala, dejándolo en

de puntillas y se acercó a mi cara, frunciendo

mi rostro, preocupado y preguntó:

duele mucho?”

corazón se ablandó y negué con la cabeza,

Esa herida no sanaría en tres o cinco días. Pero menos mal, no

ojos se llenaron de lágrimas. “¡Estás mintiendo! Se ve que duele

“¿Qué?”

estaba bañándose antes? ¿Cómo sabía que Camilo

que el tío es

el pequeño limpiaba sus lágrimas con sus manitas regordetas, indignado: “Mamá siempre dice que si una chica se

estaban destinadas a hacer de Elías

siempre es

teléfono, pellizqué las mejillas rechonchas de Elías y lo acurruqué

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quieras, también lo compraremos.”

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rápidamente, y al distraerse, comenzó a saltar de nuevo, abrazando a Almíbar y diciéndole: “Almíbar también

Almíbar ladró suavemente, mostrando que estaba de

llegó apresuradamente a Villa del Mar, llamando a la puerta de mi casa. Tenía junto a ella tres

“Rápida, rápida, rápida.”

maletas para llevar adentro:

ya había finalizado el diseño de Rosa. Necesitaba

de la tienda física, le pedí que trajera también las telas

“Todo completo.”

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