Capítulo 432

Mis ojos se humedecieron ligeramente, y algo parecía rasguñar con fuerza en lo más profundo de mi corazón. Hubo un momento en que pensé que tal vez debería ser honesta, ya que si eso llegara a afectar su salud, lo enfrentaría junto a él. Sería mejor que él pasara las noches especulando, creyendo que yo era una persona desalmada.

Sacudí la cabeza y le dije: “No, Camilo Galindo, estos últimos años yo estuve…

“Olvidémoslo.”

Camilo sonrió con sarcasmo, el desdén era evidente, aunque sus ojos estaban visiblemente rojos mientras le decía: “Cloé Coral, no debería haber esperado nada de ti.”

Sus palabras eran demasiado hirientes. Intenté abrir bien los ojos, levanté la mano para pellizcar la esquina interna, tratando de contener las lágrimas, y dije como si me hubiese liberado de algo: “Si lo ves de esa manera, no estás equivocado.”

Después de todo, había pasado los últimos dos años buscando noticias sobre él sin obtener ninguna información. Como un pato esquivo, era como si nunca lo hubiese intentado. No necesitaba decirle lo que había hecho. En sus ojos, siempre fui una persona frívola y despiadada. Justo después de escuchar noticias sobre su supuesta muerte, podría estar bien con alguien más.

Dado que era así, no valía la pena hablar más.

“¿No estoy equivocado?”

del brazo forzándome a inclinarme hacia él. Luego, con su mano grande, agarró la parte de atrás de mi cabeza y mordió mis labios. Sí. No fue un beso, ni un abrazo. Fue una

dolor era insoportable, y no pude evitar tomar aire fríamente. Considerando que sus piernas no estaban bien, no me atreví a empujarlo con fuerza y solo me alejé un poco. Camilo, con una mirada profunda,

de ruedas y se fue

mis dedos estaban manchados de sangre, y le recordé: “Elías todavía está bañándose.”

tú.” El hombre ni siquiera se

de las estrellas fuera de la ventana y era tenue. Sumido en la oscuridad, pensando en la actitud de la mujer de hace un momento, ¡todo su ser se

buscarlo. En cambio, se mezcló con ese Guzmán. ¿Así que él no era suficiente para ella? Ella podía estar con Montes,

en cómo se había esforzado en seguir el tratamiento médico por ella, solo le parecía ridículo y no valía la pena. Pero al menos, sobrevivió. Ese padre e hijo de la familia Galindo definitivamente tendrían que

sobre la silla de ruedas se cerró lentamente en un puño, los nudillos blancos y delgados se hicieron prominentes, pero

se acostara en la cama y abriera los ojos, más allá de la pared del techo estaría su

de pastillas de litio, vertió algunas en su mano y las arrojó a su boca. El sabor amargo que se esparcía por su

su teléfono comenzó a vibrar. Miró la pantalla con irritación viendo que era Inés Galindo. A esa hora, debería estar abordando su vuelo. Aun

como siempre directo al

rastro

tono? ¿Estás

una relación cercana con él y lo conocía bien, inmediatamente notó que alguien había molestado

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