Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 1312

Vicente le lanzó una mirada sonriente a Elia, que entendió de inmediato lo que quería decir.

Asier había venido a inspeccionar el lugar para esclarecer lo sucedido aquel día, para determinar si lo que había pasado había sido intencional o no.

Lo que quería decir era que Asier estaba alli para limpiar su nombre.

En otro tiempo, Elia tal vez hubiera estado agradecida por el gesto de Asier, pero ahora su corazón se había enfriado. Ya no le importaba lo que Asier hiciera; su corazón permanecía inalterable.

“Señor Fuentes, si no hay trabajo para mi hoy, mejor me voy”, dijo Elia y, sin esperar respuesta, giró sobre sus talones para marcharse.

Apenas habia dado un paso cuando sintió que le agarraban la muñeca. Al voltear, se encontró con la mirada profunda y oceánica de Asier, y su corazón se estremeció ligeramente.

Sus grandes manos, siempre callosos y un tanto ásperas, tocaban su piel delicada, como si una corriente eléctrica buscara hacer vibrar las cuerdas de su corazón.

Elia se asustó e instintivamente intentó soltarse: “¡Señor Griera, por favor, compórtese!”

Lo miró fijamente, su voz era fría y distante.g2

Pero Asier no soltó su muñeca, al contrario, la apretó con más fuerza, y con sus ojos intensos fijos en ella, dijo: “¿A dónde vas? Te llevo…”

desde que Asier se sumergió en la frustración y el enojo de

de reflexionar durante esos días, incluso sabiendo que su abuelo tenía prejuicios contra Elia, él

que lo acompañara

en verdad,

que no creen en las coincidencias; siempre pensaba que había intenciones

improbables. Si esto le hubiera sucedido a otra persona, jamás habria venido a probar su inocencia. Aquellos que buscaran atentar

antes de

su excepción. Aunque no creía en accidentes, había venido para

fuerza, sus ojos brillaban con una intensidad cristalina. “No es necesario, mejor ve

momento, Liuva

de recuperación, ya había sido dada de alta y sorprendentemente llevaba una

manos sostenía una carpeta y se acercó a

Asier, su rostro sereno se iluminó como una flor: “¡Asier, tú también estás

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a él alegremente, a punto de abrazarlo, pero se detuvo en seco al encontrarse

por un momento antes de volver a la normalidad, y dijo en tono de súplica: “Asier, ¿has venido a verme

feliz de haber vuelto al set para terminar aquel

encontrarse con

ella, sólo existia Asier,