Domesticame! Mi pequeña y gran Elia

Capítulo 1314

o Asier abría la carpeta v su corazón dejó de latir de repente; el tiempo pareció ponerse en cámara lenta. Escuchaba su propia respiración, pesada y rápida, con el corazón en la garganta y los ojos abiertos de par en par intentando atraparla.

Pero en el instante en que extendió la mano, Asier la desvió, esquivando su alcance.

Elia falló en su intento, girando sus ojos atónitos hacia Asier, cuya cara habitualmente serena ahora estaba azotada por un viento helado, vibrando con una ira sorda. Sus ojos oscuros se tiñeron de un rojo sanguinario en un abrir y cerrar de ojos.

La mano con la que sostenia la carpeta mostraba las venas hinchadas de tensión.

Al ver esa expresión en Asier, la respiración de Elia se cortó completamente, mirándolo con miedo y pánico.

Aunque aún no sabia lo que contenían esos papeles, podía ver claramente la furia ardiente en el rostro de Asier, como un volcán a punto de estallar, que infundía temor y escalofrios.

Liuva, al ver que Asier finalmente había abierto la carpeta, mostraba una expresión de triunfo en su

rostro.

Mientras tanto, Vicente y Bruno, estaban confundidos en ese momento, sin entender por qué Elia estaba tan nerviosa por esa carpeta.

Después de ver la reacción de Asier al contenido de la carpeta, con un aura gélida como la de un demonio, Vicente y Bruno intercambiaron miradas complices. Sin decir una palabra, sabían que Asier estaba al borde del colapso, y quien hablara se llevaría la peor parte.g2

carpeta. Su corazón pesaba y latía rápidamente, como una pesada piedra golpeando contra la punta de su corazón.

escarcha en su ros se hacía más y más

paso la primera página, luego la

estaba cubierto de un frío glacial, con las venas

un frío glacial, y hasta el aire a su

presencia tan poderosa y gélida que dejaba a

ojos enrojecidos

mirada afilada como una espada, y todos

tu querido padre! ¡Debe morir!” Asier apretó los dientes con furia, sus ojos rojos de rabia,

brisa helada y penetrante soplaba en la cara de Ella, asustándola hasta el

mano para sostener

y fría, se dio la

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cosas terribles. Cuando encontré esta carpeta en el estudio de mi casa, pensé en traértela,” Liuva dijo con voz temblorosa. “Mi madre y mi padre, hicieron tantas cosas despreciables, mi padre también es un desgraciado, por acostarse

sun

sus pasos, su mirada afilada

detuviera en seco, su hombro temblaba violentamente y su corazón parecía a punto de saltar fuera de