Capítulo 1823

“Tengo un teléfono, puedo llamarlo,” dijo Liuva entre lágrimas.

El oficial Gil levantó la vista y miró hacia uno de los guardaespaldas, diciendo: “Ayúdale a sacar su teléfono.”

Al caer la palabra, el guardaespaldas extendió la mano directamente hacia el bolsillo de Lluva para tomarlo.

Liuva se retorcia y se movia de lado a lado por la cosquilla, con una expresión de dolor en su rostro, pero en poco tiempo, el guardaespaldas logró sacar su teléfono,

Al intentar desbloquearlo, se dieron cuenta de que tenia contraseña, el guardaespaldas preguntó: “¿Cuál es

la contraseña?”

Liuva no ocultó nada, y dijo directamente la contraseña.

El guardaespaldas encendió el teléfono, fue al directorio y encontró el nombre de Maximiliano.

Abriendo el registro de llamadas, el guardaespaldas le mostró la pantalla del teléfono al oficial Gil.

En la página del registro de llamadas, efectivamente, habia dos llamadas de Maximiliano.g2

una señal al guardaespaldas,

número, y cuando el teléfono empezó a sonar,

temia que Maximiliano contestara y, al mismo tiempo, temia las

no quisiera creerlo, si

estaba tensa, el

escuchó la voz educada y envejecida de Maximiliano:

de Maximiliano, toda la esperanza de Elia se disipó,

ese momento, Liuva no sabia qué decir, con lágrimas en los ojos miró al oficial

el teléfono al oido de Lluva y

“qué pasaba“, ya era suficiente para probar la veracidad de las palabras de

dijera, no podia

llorar desconsoladamente. “Guzmán, ayúdame, por favor, estoy a punto de morir, realmente estoy a punto de

La voz

vuelvo a saber que causaste problemas, aunque me seas de gran utilidad, no volveré a ocuparme de

esta es la última vez, no habrá una siguiente, por favor

sin darle tiempo de terminar la frase.

haber logrado dar la dirección del bar, pero al mismo tiempo

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Capitulo 1823

empezó a llorar de dolor y

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