Capítulo 8

La mañana siguiente, Violeta despertó con una migraña insoportable.

Recientemente, se encontraba despertando en lugares desconocidos, ya era la tercera vez que abría los ojos en un entorno

extraño.

Decir desconocido seria exagerado, se trataba de la decoración estándar de una suite de hotel.

Violeta instintivamente miró hacia el baño, temiendo que la puerta se abriera de un momento a otro, como las veces anteriores.

Pero después de un minuto, se dio cuenta de que no había nadie allí.

Antes de que pudiera aliviarse, casi gritó.

No estaba desnuda, pero su ropa había desaparecido, incluyendo su ropa interior.

En su lugar, llevaba una camisa de hombre de gran tamaño.

“¿Estás despierta?”

Una voz tranquila llegó desde el ventanal.

Una figura alta y esbelta emergió de detrás de la cortina, sosteniendo un cigarro.

Rafael, con solo una toalla alrededor de su cintura, se sentó al pie de la cama.

El humo de su cigarro todavía se enroscaba alrededor de sus dedos.

Levantó la vista y dijo: “Tómate la medicina más tarde”.

de medicina blanca al lado de su almohada, sintiéndose como si hubiera sido rociada con agua fría.

conmigo anoche?” preguntó Violeta,

lo toqué”,

estaba ebria!” Violeta se

“Pero no

“¿De verdad?”

al borde del colapso, apenas podía creer lo que estaba oyendo.

desdén: “Tenía miedo de que te suicidaras al despertarte. La medicina es para la inflamación. Bebiste mucho anoche, podría irritar la

en silencio, acariciando su muñeca izquierda, donde las suturas

otra pregunta: “¿Dónde está mi ropa? ¿Quién

cambié de ropa”, respondió Rafael

Violeta

hecho nada más. Eso ya

que Rafael comenzaba a moverse, y se puso en

toalla, quedándose solo en ropa interior, y empezó a vestirse frente a ella.

pecho marcado por músculos bien definidos, las piernas fuertes y tonificadas, y el

la

y Violeta lo atrapó

reconocer su navaja militar plegable, no pudo ocultar su alivio.

firmemente contra su pecho, como

esa navaja?”

con la

debía quedarse por mucho

pasar por Rafael, notó que había encendido

una bocanada de humo y dijo: “¿Vas a salir con esas piernas

se miró y se dio cuenta de que tenía razón.

al servicio de habitaciones

esperar, pero por seguridad, decidió

Rafael la agarró

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