Capítulo 25

En la mañana apenas se cruzaron, pero Rafael logró percibir hasta el más mínimo de sus movimientos…

“Listo!”

Lola era rápida y hábil, y en un abrir y cerrar de ojos ya se había quitado los guantes.

Tras una última revisión, le recordó: “Señorita, recuerde cambiar regularmente la venda y mantenga la herida y su alrededor limpios para evitar infecciones con el agua y el polvo. También, evite hacer movimientos bruscos. Podrá quitarse los puntos en dos semanas”.

“¡Gracias!” Violeta respondió agradecida.

Raúl, que estaba parado a un lado, también había terminado su tarea. “Lola, te acompaño a bajar del barco”.

Lola asintió con la cabeza, guardó su equipo médico y lo siguió. Al salir de la habitación, Violeta no pudo evitar llamarlo: “Raúl…”

“¿El Señor Castillo… está en su habitación?” preguntó, esforzándose por parecer lo más indiferente que podía.

“Probablemente esté en la cubierta fumando” Raúl respondió después de pensar un momento.

“Ok” Violeta asintió.

Se encontró de nuevo sola en la habitación, y parecía un poco sofocante.

Salió afuera para tomar aire fresco y refrescarse, acariciando el borde de su venda recién cambiada, pero de alguna manera se lo encontró caminando hacia la cubierta.

pocos pasos de distancia, allí estaba Rafael.

escena que la noche anterior, solo que esta vez estaba apoyado

pantalones negros, sus piernas estaban cruzadas delante de él. Se veía relajado, pero sin perder la compostura.

dudó si acercarse o no a él.

después de todo, la noche

y la miró. Al darse cuenta de que había sido

valor y

sus ojos profundos. “¿Ya te suturaron la herida?”

“Si. ¡Gracias! Y también… Lo de

lo siento…”

su rostro se oscureció un poco y el humo que exhalaba parecía más intenso.

que me

la esquina de su boca y luego hizo una pausa antes de seguir: “¿Fue

bajando la cabeza

“¡Carajo!” Rafael exclamó.

una reanimación boca a boca a otro hombre, especialmente un asistente

la cabeza aún más, se sentia avergonzada y

sus dedos se retorcian inquietos. Sentía que, si se quedaba por más tiempo, se delataría, y comenzó a

comenzó a moverse, su

lucia molesto, ahora levantaba una ceja y le soplaba humo de manera tranquila y casual: “Acabo de revisar las cámaras

Violeta se quedó desconcertada, ¿qué quería

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