Capítulo 26

Por la cercanía, su voz serena parecía tener eco.

El viento del río llevaba esa voz, dejando un eco sutil.

El corazón de Violeta latia con fuerza.

Aquellos ojos profundos y contenidos eran como un pozo antiguo, capaz de atraer a alguien hacia su interior, una y otra

vez.

Sus labios finos se movían, “Todos los meses puedo darte doscientos mil, joyas, bolsos, casas, autos, puedes pedirme lo que quieras. ¡Siempre que esté de buen humor, te lo concederé todo!”

Su mirada final en ella, estaba llena de una invitación tácita.

Su plática relajada pero firme, fue como un golpe de frío que la despertó.

Dijo doscientos mil, eso era diez veces más de lo que le había ofrecido antes.

¿Debería Violeta estar contenta, parecía que ella valía más a sus ojos?

lugar donde su muñeca izquierda había sido suturada le daba un

ahora solo se sentía

con la mano, en el segundo empujón puso más fuerza, se tambaleó hacia atrás medio

que,” Violeta le miró a los ojos, también por segunda vez respondió: “¡No!”

a reconsiderar?” Rafael

respondió, y se dio la vuelta para abandonar la

fríamente y luego con un estruendo, pateó

el cuerpo del bote se separaron, haciendo que las

de despedir a Lola, corrió nervioso: “Sr. Castillo, ¿está usted

se

de la cubierta. Sus ojos profundos y serenos eran inmutables, su expresión era fría y distante como de costumbre, lo que hacía imposible imaginar que él había sido quien pateó el bote

miró con tristeza

bote de basura…

pasaron rápido, esa

debido a que todos los pasajeros del crucero eran VIP, las habitaciones debían limpiarse dos veces al

de Violeta, pero recordando el desagradable incidente del día, no quería toparse con él otra vez

de escucharla, “¿El huésped 2210? ¡Ya no necesita esa habitación, ya no las

Violeta

que se fue

un momento, luego solo

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