Capítulo 46

En la oscuridad de la noche, apareció una figura alta e imponente.

Parecía que Rafael había regresado a casa hace un rato, ya no vestia su traje habitual, sino un pantalón largo de color gris oscuro y una camiseta blanca de cuello redondo. En su mano, sostenía un manojo de llaves, que tintineaban con cada paso que daba.

Violeta nunca habia visto a Rafael con tanta vitalidad, estaba paralizada

No fue hasta que su alta silueta la envolvió con su sombra, que Violeta reaccionó

Violeta intentó levantarse, pero apenas se movió, se detuvo y dejó que él la mirara desde arriba.

Rafael metió la mano con las llaves en su bolsillo, desde lejos había visto a Violeta agachada bajo la luz de la calle, parecia un perrito abandonado. En ese momento, parpadeaba como una niña inocente

“¿Cuánto tiempo más planeas quedarte ahí agachada?”

Violeta no se movió.

“Levantate ya”” Rafael dijo con una voz impaciente.

Violeta se encogió de hombros y trató de levantarse apoyándose en sus rodillas, pero sus piernas adormecidas la hicieron tambalearse, “Mis piemas están adormecidas…”

Rafael trunció el ceño y la ayudó a levantarse.

Después de un rato de temblar, Violeta finalmente pudo sentir de nuevo sus piernas. Suspiró de alivio.

Violeta notó la tensión en el aire, se sintió nerviosa y bajó la cabeza como una niña que sabe que ha hecho algo malo, “Lo siento, no llegué tarde, illegue hace rato! Solo que olvidé cuál era el edificio…”

“Torpe!” Rafael la regañó, “Si no recuerdas cuál es mi edificio, ¿por qué no me llamaste?”

“Yo…” Violeta empezó a balbucear.

Rafael entrecerró los ojos, “¿No tienes mi número de teléfono?”

…Violeta ya no sabía qué decir.

Rafael parecia aún más enfadado que antes, y se alejó.

Violeta observó su figura alta y fría desvaneciéndose en la oscuridad de la noche, parecia un animal enfadado, y no se atrevía a acercarse. No fue hasta que él se dio la vuelta y le gruño, “¿No vas a seguirme?”

Violeta lo siguió corriendo.

primero que hizo Rafael fue decirle,

furia y le entregó su teléfono de inmediato.

“Ya guardé mi número en tu teléfono, no

asintió obedientemente.

pareció relajarse un poco

sus zapatos y se sorprendió al ver un par de zapatillas rosadas para

muró a Rafael, quien ya se habla adentrado en el apartamento, su corazón latia

no eran ni demasiado grandes ni demasiado pequeñas,

Violeta tragó saliva.

Rafael a su habitación y cuando llegaron a la puerta, Rafael se dio la vuelta y

la mirada, avergonzada

dos cajas pequeñas en su bolso, y cada vez que las tocaba accidentalmente, se

parecia satisfecho

levantó

¡Ah!”

Violeta gritó sorprendida.

la fuerza

grandes zancadas hacia el

que cada vez se le hacía más dificil tragar saliva y pudo

Rafael le

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Violeta asintió

Espera.

¿Juntos?

de lo que Rafael acababa de decir, abrió los ojos de par en

demasiado tarde para detenerlo. Antes de que pudiera poner una mano en el marco de la puerta del baño,

abria la ducha, Rafael le dio

era tan arrollador como un fuego ardiente, en el espacio reducido Violeta pronto fue

de Rafael eran como pétalos de flores, haciéndola

agua no cesaba, mezclado con los jadeos de un hombre

Violeta se despertó con

no la dejó en paz en la cama, tanto que olvidó cerrar las cortinas, permitiendo que la luz de la mañana se

en la que estaban

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