Capítulo 48

Violeta se estremeció con el tono severo de su voz.

Lo vio entrecerrar los ojos y mirarla fijamente, con una aparente indiferencia en su mirada que parecia ocultar una siniestra intención latente.

“¡Te estoy hablando!” exclamó Rafael con voz grave.

Violeta levantó débilmente la mano derecha, “Esta…”

El rostro de Rafael se endureció y sacó un pañuelo de tela de su bolsillo..

Inmediatamente, tomó su mano derecha y comenzó a frotarla, sin mostrar el menor signo de delicadeza.

La piel de su mano, seca y áspera, le dolia con la intensidad que la estaba frotando, especialmente porque él usaba mucha fuerza, incluso en los espacios entre sus dedos.

En poco tiempo, su piel se había vuelto roja.

Violeta intentó retirar su mano, ¿Podrías ser más suave? Me duele…

“Aguanta!”

Violeta no se atrevió a hacer ningún ruido, sólo apretó los dientes y soportó el dolor.

Después de un rato, cuando su mano y sus dedos estaban rojos por la fricción, Rafael pareció finalmente satisfecho. Bajo la ventana del coche y. con un gesto de asco, lanzó el pañuelo como si fuera basura.

Violeta, tocando su mano dolorida, se sintió enfadada pero no se atrevió a decir nada.

Justo en ese momento, su teléfono volvió a sonar.

Sacó el teléfono, en la pantalla se mostraba un nombre muy masculino.

Como Rafael la estaba abrazando por la cintura, y estaban muy cerca, el nombre en la pantalla quedó completamente expuesto a su vista.

“¿Quién es él?” preguntó con el ceño fruncido.

Violeta se mordió el labio, sin atreverse a mentir, “Es el compañero de trabajo que te mencioné antes….

Probablemente, se preocupó porque ella se había bajado del coche de forma tan repentina y decidió llamarlo para preguntar cómo estaba.

Rafael no esperó a que ella contestara la llamada, tomó el teléfono de su mano, lo colgó y después de deslizar su dedo un par de veces por la pantalla, se lo devolvió.

Violeta revisó su teléfono y descubrió que Rafael había bloqueado el número de su compañero de trabajo.

necesitaba ser tan

Qué dominante…

apretó los labios, y murmuró una protesta, “Podrías

murmurando?” Rafael la miró

con

y se recostó en el

no dijo nada más, se sentia incómoda y miraba por la ventana, dándole

apenas se sacudió al pasar por

Rafael se bajó del coche, ya que la puerta del vehículo abierta estaba

para seguirlo, pero él cerró la puerta del coche de golpe, casi golpeándola en la

Violeta: “…”

que habia sucedido, se apresuró a abrir la puerta

a Rafael y se quejó

hay de que, señorita”, respondió Raúl con una sonrisa. Al darse cuenta de que ella tenia los puños apretados, el intentó explicarle a Violeta, “He estado trabajando con el Sr. Castillo durante muchos años, y siempre ha sido muy reservado.

de sus palabras era que ella era especial

había estado junto a Rafael durante tantos años, la aparición de Violeta habia cambiado a su jefe, haciéndolo más humano y menos distante.

ahogó con su propia saliva, “¿Y se

con una sonrisa

al cielo,

persona. La vez que la Srta. Estela te metió en

Rafael fue quien me sacó de

te vi siendo llevada por la policía del hotel, se lo dije a

que le estaba diciendo

murmuro para si misma,

día después de salir de la estación de policía se encontró con

con la llamada que le hizo a Elias, nunca imaginó que él la estaba ayudando, y hasta

pides que

esa noche, resulta que estaba enojado

del ascensor, Rafael apenas entraba a

zapatos sin siquiera ponerse las chancletas, y camino descalzo

largo del camino, nunca dejó de mover sus manos, como si fuera un niño pequeño enojado, tirando

sus

a la habitación de arriba, ella recogió sus calzoncillos, que

la vista,

minutos Rafael salió envuelto en una toalla,

mirarla de reojo, se acostó en la cama, sus

también entró

antes, ni siquiera se habia movido, sus ojos oscuros estaban cerrados, su pecho subía y bajaba ritmicamente, parecía que ya

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