Capítulo 69

Violeta fue arrastrada por Rafael todo el camino.

El caminaba rápido y ella, siguiéndolo, tropezaba de vez en cuando

Ahora, no tenia nada de sueño.

Violeta miró el pasaporte verde en su mano y luego la figura firme de Rafael. No pudo evitar morderse el lablo. Ese hombre era realmente capaz, ¿cuándo habia logrado tramitar su pasaporte sin decirle nada?

“Señor Castillo, voy a llegar tarde al trabajo…”, Violeta no pudo soltarse, solo pudo mover la mano que él sujetaba con fuerza.

Rafael se detuvo y se giró hacia ella, “Llámalos ahora y pide permiso para no ir”

¿Eh?”

“¿Necesitas que te ayude?”

Al ver que realmente iba a quitarle el teléfono de las manos, Violeta tuvo que llamarlos personalmente. “Hola Diego, soy Violeta, ha surgido un imprevisto en casa, necesito una semana libre…”

Aunque a Diego no le gustó la idea, finalmente accedió.

Acababa de colgar cuando Rafael la miró con el rabillo del ojo, “Eres buena mintiendo sin inmutarte.”

…Violeta se encogió de hombros. ¡Esto era todo por su culpa!

Tiró de la correa de su bolso y frunció el ceño, “Pero todavía no puedo, no le he dicho nada a mi abuela…”

*Ya hablé con tu abuela ayer, ella está de acuerdo con que vayas conmigo”, le dijo Rafael con indiferencia.

Violeta abrió los ojos de par en par

De repente, le pareció que su aparición en la sala de hospital ayer tenia un propósito…..

Raúl, que llevaba la maleta en frente, se volvió y asintió, “Señor Castillo, usted y la Srta. Violeta esperen aqui, yo voy a hacer el chequeo”

Ya tenia preparado el pasaporte de Violeta.

“Creo que olvidé mi carnet de identidad…” intentó resistirse por última vez…

Rafael solo gruñó, le quitó el bolso, lo abrió y, sin necesidad de buscar mucho, encontro fácilmente su carnet de identidad en la cartera.

Violeta bajó la cabeza, ¡qué observador era ese hombre!

o seis minutos después, Raúl volvió con las tarjetas de

“Vamos”

siguió en silencio.

la seguridad era bastante larga y tardaria un tiempo.

tarjeta de embarque detrás de

cambió la tarjeta de embarque,

rato en responder en voz baja, “Nunca he

no quedaban muchas personas que nunca hubieran volado.

después de dejar su casa siempre había vivido con su abuela y rara vez salian de viaje, y

en tren. Segundo, desde que su madre murió cuando ella tenia ocho años,

pestañas de Violeta temblaban, Rafael no pudo evitar sonreir y su tono de voz se suavizó, “Cuando entremos al

Ella respondió más dócilmente

siguió, Rafael notó que ella lo

un

encontraron fue una navaja militar

Rafael frunció el

el oficial de seguridad con el pañuelo blanco ya estaba sosteniendo la navaja, muy serio, “Lo siento señorita, pero esto es un articulo peligroso y no está permitido llevarlo en

Violeta entró en pánico.

acercó en silencio y

como la última vez, Violeta

y le dijo a Raúl, “Raul, ve y registrala

“Sil” Raúl asintió

suspiró

la sala de espera antes de que los altavoces comenzaran a anunciar el

primera clase, los dos se sentaron

sento, aún se sentia un

había subido

cinturones de seguridad, Violeta los observó durante un buen

como hacerlo.

de cómo hacerlo, justo cuando ella estaba tratando de aprender, un par de manos grandes se extendió desde el

aliento, dijo “Gracias…”

costumbre, pero

de rodar por un rato, el avión se estabilizó en

azafata se acercó, Rafael levantó la mano, “Me gustaria un vaso de agua fria, por

también. Violeta

a punto de tomar el vaso de agua que la azafata le ofrecia, la cabina

alarmó, su rostro se puso un

a este tipo de situaciones, sonrio tranquilizadora: “Señora, no hay de qué preocuparse,

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