Capítulo 246

Mientras caminaba, Violeta murmuraba: ¿Cuándo volviste? ¿Por qué no me lo dijiste…?”

“Volvi esta mañana”, respondio Rafael con una media sonrisa.

Estaba de pie junto a la ventana, fumando, era dificil distinguir sus ojos profundos y reservados bajo la puesta

de sol.

Violeta estaba sorprendida al ver tantas colillas de cigarrillos en el cenicero de la ventana. Sin hacer más preguntas, asumió que, al igual que la última vez que regresó de Ciudad Céspez, no le había dicho para sorprenderla. Continuó acercándose a él y preguntó con preocupación: “Has resuelto todo con tu tia?”

“Si”, respondió Rafael con voz tranquila, mientras apagaba su cigarrillo.

Violeta se sintió aliviada, pero a la vez, la tristeza que sentía en su cuerpo se intensificó.

Finalmente llegó a su lado. Antes de que ella pudiera abrazarlo, él ya había extendido su mano y la había atraido hacia él, golpeándose la frente contra su robusto pecho.

Violeta queria abrazar su cintura y hablarle de su abuela, pero de repente se sintió ligera.

Rafael la levanto y la giró, apoyándola contra la pared.

Violeta tuvo que enrollar sus piernas alrededor de su fuerte cintura para mantener esa posición. Estaban respirando uno contra el otro, Violeta estaba a punto de hablar cuando su intensa caricia cayó sobre ella.

La ausencia hacia crecer el cariño.

Violeta entendió su deseo acumulado durante tanto tiempo y se sintió débil ante su caricia.

Rafael parecía ansioso, la sostenía con la fuerza de una mano, abriendo sus labios con la otra.

Aunque se habían ocultado de la ventana para no ser vistos, la puerta principal todavía estaba abierta. Aunque rara vez había gente en la azotea y el apartamento de enfrente era su territorio, ¿qué pasaría si alguien entrara?

Cuanto más lo pensaba Violeta, más avergonzada se sentía.

abuela, ella lo extrañaba aún

de repente se detuvo, ella se quedó perpleja, abriendo los ojos con dificultad para mirarlo.

del atardecer que se filtraba en

labios hinchados y enrojecidos, así como las marcas rojas que se deslizaban por su

veces, luego de inmediato Rafael la soltó, y sus pies finalmente sintiendo la gravedad. La mano que había estado vagando por ella en ese momento estaba arreglando la camisa que habia abierto, con la

se dio la vuelta y se dirigió hacia el sofá en

y encendió el cigarrillo. Con el clic del encendedor, sus distinguidos

apoyada contra la pared, frunciendo el ceño en

a su tranquilidad habitual. Pero parecía que había

y le preguntó: ‘Rafael, ¿qué pasa…?”

miro de

Capitulo 246

el corazón por la

dio cuenta de que él estaba actuando de manera extraña, diferente a como solía ser. En ese

podia sentir sus músculos fuertes, aunque parecian tensos. Preguntó mordiéndose el labio:

en

impetu, y en un abrir y cerrar de ojos, habia

última calada al cigarrillo, luego lo apagó y lo tiró

nuevo.

“Vivi, debemos separarnos

quedó

el cual estaba

oiste.” Dijo Rafael con un tono frio.

podia llamarla con tanta intimidad y a la

los

movieron mientras seguia diciendo esas palabras con un tono muy cruel. De repente me aburri de todo esto, no quiero seguir en contra de

seguir jugando a

se contrajo ligeramente, y lentamente quitó el anillo de

dedo.

sabía por qué estaba

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