Capítulo 401

Violeta seguía frunciendo el ceño, aunque en su corazón había un breve momento de compasión, su expresión facial no mostraba la más minima conmoción.

“No me sirve de nada que me ruegues”, dijo con calma.

Después de todo, ella no era ninguna santa ni la salvadora de nadie.

¿Cómo que no sirve? Violeta, ¡no puedes ser tan despiadadal ¡Estela es tan joven, aún no se ha casado, cómo puedes soportar verla encerrada en la cárcel? ¡Violeta, yo sé que tú tienes el corazón más grande, que eres la más bondadosa, por favor, ten piedad y déjala ir esta vez!”

“Ya te dije, al fin y al cabo, ella es tu hermana, ¿no fue solo un error lo que hizo? ¿No es suficiente con que te pida disculpas? Mira, ya me tienes aquí de rodillas ante ti, olvidando el pasado, ¿cómo puedes ser incapaz de perdonarnos? ¡Mi hija no puede ir a la cárcel, si no, su vida estaría arruinada! Anda, ve y habla con los policías, diles que Estela es tu hermana, que todo fue un malentendido, ¡que no es para tanto!”

Isabel se iba poniendo más y más emocionada, parecía realmente conmovida, con lágrimas y mocos corriendo por su rostro.

Violeta entendía ese miedo de una madre, pero al escuchar esas palabras, se enfureció: “No es tan simple como un accidente y fuga, jella también ha premeditado un asesinato! Ya te dije, no me sirve de nada que me ruegues, no puedo perdonarla, ¡y la policía mucho menos!”

“La justicia es implacable, no deja nada al azar. Estela no es una niña, ¡debe asumir las consecuencias de sus actos!”

Isabel, sin embargo, no la escuchaba y seguía aferrándose a las piernas de Violeta, rogando desesperadamente por Estela, decidida a pelear hasta el final.

ey

Después de todo, estaban en la entrada de la estación de policía, con el coche estacionado al lado de la calle y mucha gente pasando, todos mirando hacia ellas.

Violeta no podía soltarse y su expresión facial mostraba ansiedad, sin saber cómo liberarse.

“¡Apártate!”

De repente, se escuchó una voz grave y autoritaria.

Violeta levantó la vista y vio a Rafael caminando con paso firme hacia ellas.

un movimiento de su mano, la lanzó fácilmente a un lado, diciendo con voz sombría, “¡Mantente lejos de

fácilmente, olvidándose de su imagen,

años, intimidante, extendió un dedo índice

oír esto, Isabel se acobardó y se

policía detrás de ella, temía que él cumpliera su palabra, y se quedó sin

abrió la puerta del copiloto, “¡Sube, volvamos a casa!”

“Mmm… Violeta asintió.

mirar más a Isabel, se subió al coche y se abrochó el

fusionó lentamente con el tráfico principal, con el paisaje de las calles pasando uniformemente

en el asiento del copiloto, mirando de reojo a Rafael de vez

en sus oídos las palabras que él le había dicho a Isabel antes de subir al coche, diciéndole que se mantuviera lejos de ella y llamándola su

anterior en casa, él había dicho algo similar de

el anillo de diamantes en su dedo anular derecho, sintiendo una

has visto

Rafael la atrapó

sonrojó y negó, “¿Quién te está

una luz traviesa brillando en

resto del camino, Violeta se sintió incómoda con sus miradas ocasionales, y con una nota de reproche, extendió su dedo

eso lo que te gusta?” le preguntó Rafael, frunciendo

a todas las mujeres les gusta…” le respondió Violeta

mirada a escondidas hacia él desde el rincón de su ojo, embebida en una pequeña esperanza.

el volante con una sola mano y se acercó a ella, su aliento era caliente, “pero, en la cama

como si tuviera

sabía exactamente a qué se refería sin necesidad

blanco se alejaba hasta desaparecer de su vista, pero el calor en su

policía, Isabel seguía sentada en el

del resentimiento

su casa ya era bastante malo, pero ahora su hija estaba encerrada en la prisión y no

que a tu hija no le pase nada, rogarle a ella no sirve de

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