Capítulo 436

“No hay problema, Violeta!” Lamberto dijo con una sonrisa.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,

te amo directamente siri problemas ni orgullo;

así te amo porque no sé amar de otra manera,

sino asi de este modo en que no soy ni eres,

tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,

tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño”

Después de recitar el poema con una voz serena, Violeta hizo una pausa de dos segundos y continuó, “Siempre me ha gustado mucho este poema, y al escuchar al Sr. Navarro recitarlo hace rato, supuse que también le gustaria. Es solo que mi letra es un poco fea, y una persona tan culta como el Sr. Navarro seguramente tiene una buena caligrafia. ¿Podría hacerme el favor de escribir este poema?”

Su petición, aunque era un poco inesperada, no pareció molestar a Lamberto, quien además pensaba que debía corresponder el gesto de Violeta por haberle prestado su libro favorito. Así que asintió con gusto y dijo, “¡Por supuesto que sí!”

Justo en ese momento, Lucía bajaba las escaleras y Violeta le pidió que trajera papel y pluma.

Lamberto habia estudiado en el extranjero en sus años más jóvenes y, aunque no practicaba a menudo, escribía con una hermosa letra de pluma fuente. Lucía trajo no solo papel tamaño carta, sino también la pluma fuente que Rafael solía usar.

Lamberto tomó los materiales y se puso a escribir sobre la mesa del salón con gran dedicación.

Evidentemente, Lamberto conocía el poema de memoria y escribió sin pausas, solo se oía el sonido nitido de la pluma deslizándose sobre el papel.

Al terminar la última linea, Lamberto pasó la hoja a Violeta.

“¡Muchas gracias!” dijo Violeta agradecida.

*Fue un pequeño esfuerzo, jsolo escribi unas cuantas palabras!” Lamberto respondió sonriendo mientras tapaba la pluma y se levantaba del sofá. “Bien, ya que el libro ha sido devuelto, no quiero molestar más. Y por cierto, Violeta, gracias por el café.”

Su mirada se detuvo un instante en la taza de café, como si le costara dejarla atrás.

también, “Sr. Navarro, permitame acompañarlo a la

con

conductor

auto.

parada viendo cómo el lujoso coche se alejaba

preparándose para la cena. Al oír los pasos de Violeta, salio con

puesto.

que ella había llegado a la casa, normalmente era Violeta

de preguntar, Violeta no respondió, a más bien no pareció escucharla, y

Capitude 456

y se dirigió al

abajo.

pertenencias personales. No colocó inmediatamente el libro dentro, sino que tomó entre el pulgar y el

estaba entre las páginas de la novela, pero lo habia sacado

marcador también tenia ya su

plástica, los bordes ya se habian amarillentado. Era un marcador de estilo tradicional con solo unas pocas hojas

recordaba claramente cómo, cuando era niña, esa novela siempre estaba al lado de la almohada de su marná. Ella la leía todas las noches, a veces se quedaba mirando el marcapáginas, pasando sus dedos una y otra vez sobre las letras impresas Su mamá le había enseñado a escribir, así que estaba segura de que esa letra no era de ella, además,

tragó saliva y tomó la hoja de

comparó, y aunque el tiempo y la intensidad de la tinta

asombrosa.

amo sin saber cómo, ni cuándo, ni

sin problemas ni orgullo:

más rápido, después de todo, solo

desplazaba entre el marcapáginas y la hoja de papel, sin poder

ser tal

sus pensamientos, sintió un calor en su

y vio a Rafael, quien aún llevaba su traje negro y la corbata perfectamente anudada, señal de que

hecho Rafael al entrar fue buscarla.

que se sentia mal y le mencionó eso a él. Tan pronto como dejó las llaves del coche, subió a buscarla y,

lo saludó con una sonrisa: ¡Rafael, ya llegaste!”

respondió Rafael, esbozando

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