Capítulo 475

Un anciano vestido con ropa tradicional brasileña negra, con canas en sus slenes y apoyándose en un bastón, caminaba con pasos firmes y seguros.

“¿Señor Alves?”

Cuando Violeta logro ver claramente quién era el recién llegado, sus ojos se abrieron de sorpresa.

Y luego, al ver al apuesto hombre que lo seguia, exclamó otra vez, “¿Lucio?”

Eran el abuelo Alves y su nieto, llegados directamente desde Río de Janeiro. El abuelo Alves, con su sonrisa sonora y franca, se adelantó, “Ja, ja, jovencita, aquí estamos de nuevo!”

“¿Cómo…?” Violeta se quedó perpleja.

El abuelo Alves, apoyándose en su bastón, se acercó a la cama del hospital, mientras su nieto Lucio le explicaba, “Mi abuelo y yo acabamos de volar desde Rio. Él quería invitarte a una buena cena, pero al enterarse de tu operación, decidimos venir directamente aqui.”

Violeta notó el aire de fatiga en ambos, el abuelo y el nieto, y se impresionó con la energía del abuelo.

Rafael ya se había levantado de la silla para estrechar la mano de ambos visitantes. La diferencia era que, con Lucio, el apretón de manos fue un poco más largo, y en la mirada de este último se ocultaba un destello de envidia.

Como era mayor que él, Rafael invitó con respeto, “Abuelo Alves, por favor, tome asiento.”

El abuelo Alves asintió y se dirigió hacia el sofá junto a la ventana.

En el hospital no había café para prepararles, así que Rafael les sirvió dos vasos de agua del dispensador.

Al abuelo Alves no pareció importarle y, tras tomar un sorbo, volvió su mirada hacia Rafael, que estaba sentado a su lado, “Rafael, veo que tienes buen ojo para las mujeres. ¡Esta jovencita es realmente encantadora!”

“Gracias, abuelo Alves, Rafael sonrió con los labios levemente curvados.

Aunque el cumplido era principalmente para Violeta, no pudo ocultar un atisbo de orgullo en su expresión.

Sin embargo, el abuelo Alves hizo un gesto con la mano y le dijo con una ceja levantada, “¡No me agradezcas! La verdad es que me gusta mucho esta chiquilla, tanto que hasta quisiera que fuera mi nieta politica.”

“¡Puf…!”

Violeta, que acababa de tomar el último sorbo de su sopa, la escupió de golpe.

Dándose cuenta de su descuido, se apresuró a limpiarse, entre risas nerviosas le dijo, “¡Señor Alves, no bromee asi!”

el abuelo Alves se rio dándose una palmada

que Rafael parecía

a un lado, intentó aligerar el ambiente, “Señor Alves, ¿cuánto tiempo

la colaboración con el Grupo Castillo, planeo quedarme un tiempo en la ciudad.”

“Oh, ya veo…”

un hotel para descansar bien. Jovencita, tú descansa aquí en el hospital, y otro

Lucio, ¡vayan con cuidado!”

fue tan rápida como su llegada. Violeta, recién operada y aún en cama, no

la noche, después de la ronda del médico, sólo quedó encendida una lámpara de

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quien yacía herido en el hospital y ella había cuidado de él. Ahora los papeles se habian

bronceada bajo la luz anaranjada. Con cuidado de no incomodarla, se sentó al borde de

mirando fijamente el techo, le acarició suavemente la esquina del ojo y le preguntó, “¿No

dormido demasiado durante el dia,” le respondió Violeta

sientas cansada,” sugirió Rafael con una sonrisa.

al techo. Recordando a los visitantes de ese día, no pudo evitar murmurar, “¡El Sr. Alves es un viejecito bastante

con Rafael, sin imaginar que tendrían más encuentros. Pero cuando él llegó a Costa de

atención la hizo

“¿Todavía estás pensando en ser la nuera perfecta?”

voz estaba lleno

evitar sonreír, jhabía atrapado a un hombre celoso!

cuidado para no lastimarse, Violeta se giró y tocó el pecho musculoso de Rafael diciendo entre risas, “Oye, el Sr. Alves solo estaba bromeando, ¡no

un bufido

Violeta rápidamente cambió de tema, “Bueno, olvidando eso, ¡la verdad es

que pienses en otro hombre mientras estás en mis

los labios, incapaz de replicarle, “No es otro hombre,

Rafael le afirmó con voz

le va a hacer.

él si no fuera

decidida a que dormirse

bolsas de medicina en el soporte de suero. Violeta se sentó en la cama con una aguja en

tocaron la puerta de la habitación, Violeta levantó la

que vio fue un gran ramo de frescos lirios,

estaba sorprendida.

entró con los lirios en la

sorprendida, y dándose cuenta de que su respuesta fue muy directa,

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