Capítulo 705

“Caramba!” Marisol fruncio los labios y dejó escapar un suspiro bajo, “¡Pero cuando era niña, soñaba con casarme con un soldado!”

Siempre habia venerado la profesión militar, tal vez porque habla cubierto algunas catástrofes naturales en el pasado, y la impresion que le dejaron los bomberos y los soldados fue grande, admirándolos sinceramente.

De pequeña, en su pueblo, además de su mejor amiga Violeta, estaba Yamila, que ahora vivia en el extranjero. Su relación con Violeta era diferente, crecieron juntas en el mismo viejo callejón,

Solian recostarse en la terraza de sus casas, llenas de sueños de juventud y antes de madurar, ya imaginaban sin vergüenza con quién se casarian algún día. Casi al unisono, la primera elección era un valiente soldado que protege la patria

Y su segunda elección… era un médico.

Recordando esto, la respiración de Marisol se aceleró un poco. Nunca imaginó que realmente se casaría con un médico, y no pudo evitar levantar la vista discretamente hacia el frente.

Alli estaba Antonio, cuyos ojos encantadores la miraban fijamente, “¿Puedes repetir eso?”

“¿Te has quedado sordo? Mansol, sin pensarlo, le repitió, “Acabo de decir que cuando era niña soñaba con crecer y casarme con… ¡Mmm!”

Antonio, inclinándose repentinamente, le interrumpió el resto de las palabras.

Sus labios la besaron con insistencia, dejando a Marisol con las mejillas ardiendo de rubor.

Casi todas las personas en el restaurante miraron hacia ellos, y ella, durante el resto de la noche, casi enterro su rostro en la sopa de champiñones y crema, tocando su boca, que él habia mordido como si fuera un castigo, y ahora le dolia incluso al respirar.

Pensaba que todo habia terminado, pero al llegar a casa, fue lanzada directamente a la cama con movimientos bruscos.

Las cortinas no estaban completamente cerradas, y la noche ya era profunda, con la luna colgada en lo alto.

Sus dedos tocaron accidentalmente la pantalla del teléfono celulac mostrando que ya era pasada la medianoche, pero esos ojos encantadores en la oscuridad aún ardian intensamente, y ella prácticamente se deshizo en lágrimas negándose

“No más!”

continuaba con su

en la almohada y escuchó cómo él mordisqueaba su oreja y preguntaba con un tono de voz lleno de resentimiento, ¿Todavía

de hombros y sin dignidad, negó con la cabeza, “¡No!

posesivo se habia vuelto de

¡Qué perturbador

fue tan agobiada que perdió el conocimiento, y Antonio, finalmente

y recuperarse libremente, pero contra sus deseos, fue despertada por el sonido de “ding–dang“.

las sabanas, no encontró las zapatillas, y salió descalza de la habitación frotándose los

solo entonces notó que había otro hombre

envuelto en una toalla, instalando una caja multimedia en la pared.

hoy.

hora y vio que ya eran

la miró, con

una voz sombria, dijo. “Vuelve a la habitación

gran porción de piel tentadora de su clavicula, marcada con un sinnúmero de chupetones. Su rostro se puso

con su caja de herramientas. Antonio lo seguia hasta la puerta, y al

en mi bolso!” Marisol

“No, ve a buscar mi

ver que estaba a punto de decir que un esposo no deberia gastar el dinero de su

buscar un rato, encontró sus pantalones en el suelo junto a la mesita de noche. Siempre que sucedía aquello, él era todo un torbellino, lanzando al suelo tanto su

sacó rápidamente la billetera del bolsillo

varias tarjetas bancarias en el compartimiento, pero no sabia cuál elegir. Después de buscar durante un rato, escogió una que le pareció adecuada, aunque al sacarla con demasiada fuerza, la billetera se le cayó de las manos y aterrizó en el suelo

estaba a punto de cerrarla, se dio cuenta de que una esquina de una foto se había

curiosidad la

grupal, en la que reconocía a Antonio con su uniforme de secundaria, alto y guapo. En sus brazos había una joven muchacha, de espaldas a la cámara, por lo que no se podia

y, sin pensar, dio la vuelta a la foto. Había una línea de escritura

un zumbido resonara

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