Capítulo 706

Marisol negó con la cabeza, sus dedos se cerraron nerviosamente detrás de su espalda. “No… nada.”

Los ojos encantadores de Antonio se entrecerraron mientras la miraba desde arriba, un poco más alto que ella. De repente, agarró su barbilla, obligándola a levantar la cara para inspeccionarla más de cerca.

Marisol apartó su mano elegante y deliberadamente desvió la mirada, diciendo con fingida indiferencia, Tengo hambre. Me has tenido ocupada toda la noche, ¿me vas a dar algo de comer o no?”

Antonio sonrió con un aire travieso al oír esto y dijo, “¡Por supuesto!”

Luego se puso unos pantalones y se dirigió a la cocina.

El zumbido del extractor de aire comenzó a sonar y Marisol regresó a la habitación. Habia colocado su billetera en la mesita de noche. Se sentó al pie de la cama, sintiendo un frio inexplicable en sus manos y pies. Se frotó las manos, pero no pareció ayudar.

Con la cabeza baja, como perdida en sus pensamientos, la luz del sol entraba a raudales por la ventana, pero no lograba iluminar su semblante.

De repente, Marisol se levantó y camino hacia la mesita de noche, abrió el cajón inferior y sacó una caja de hierro que no habia tocado en mucho tiempo. El pequeño frasco de pastillas blancas aún yacia silencioso dentro, Sacó dos y las tragó secas.

“Sra. Pinales, ¡la comida está lista!”

La voz grave de Antonio llegó desde el comedor.

Al escuchar este titulo, Marisol sintió como si algo la hubiera pinchado por dentro.

En la mesa ya habia una sopa de avena y frutas cortadas. Marisol se acercó al refrigerador y sacó una lata de café

helado. El frio s

extendió desde su garganta hasta su estómago, haciéndole temblar los dientes y finalmente despejando su cabeza.

pocos bocados, Antonio dejó sus cubiertos y extendió su mano hacia ella

para observar su rostro, como si quisiera descubrir algo en su expresión, Marisol intentó apartarse. “¿Qué haces?

tuvo éxito;

ligeramente entrecerrados, no preguntó, sino que afirmó con

con la forma en como sostenia la cuchara ahora, llevándola

podría preocupar? Simplemente estoy un

su barbilla al oir su excusa,

trocitos de fresa, Marisol vacilo unos segundos antes de hablar casualmente, “Antonio, he

de diez años!”

y preguntó con cautela, “¿Entonces por qué

matiz de sus ojos encantadores, solo

sabor de la sopa de avena en la boca de Marisol

de náuseas en su estómago,

ver esto, Antonio levantó la mirada de

Capitulo 706

“Yo.. jargh!”

con la mano, tratando de decir que no era nada, pero apenas había pronunciado una palabra cuando se llevó la mano a la boca y corrió hacia el

estaba arrodillada

vomitando.

levantandola para que no estuviera sentada en el frio suelo, sosteniendo su cabello a un lado con una mano y apoyando su espalda con la otra, frunciendo el ceño

pocos

garganta, continuaba con arcadas secas. Estaba tan débil que Antonio la sostenia en sus brazos, y ella apenas podia hablar, susurrando, “Antonio, me siento muy mal… Como médico, Antonio tenia la capacidad de manejar situaciones con calma. Colocó su mano en la frente de Marisol, frunció el ceño al ver su rostro pálido, y en ese momento,

en sus brazos, agarro las llaves del carro

de golpe en el hospital privado. No se detuvieron para una

sala de emergencias, la puso en una cama y llamó a las enfermeras para que avisaran al médico.

estaba pálida, ya

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