Capítulo 743

Antonio tomó los documentos, sus ojos se posaron sobre las páginas, y lo primero que vio fueron esas palabras destacadas.

La sonrisa llena de pereza que solia adornar su rostro se esfumó poco a poco.

Era como aquel día en el departamento de emergencias, cuando apretó con fuerza el informe médico que le habian entregado. Sus dedos, esbeltos y pulidos, se tensaron, y el papel crujla al ser apretado por él, sus ojos se contraian y se oscurecian, como la niebla densa que la luz no podia atravesar en un bosque.

¿Qué significa esto, Sra. Pinales?“, le preguntó con voz firme.

Marisol sentia su espalda rigida, como si su cuerpo se hundiera en el sofá sin poder encontrar un soporte firme. En ese momento, deseaba poder taparse los oldos y gritarle:

¡Deja de llamarme Sra. Pinales!

Cada vez que la llamaba asi, sentia como si algo se derrumbara en su interior.

Marisol se levantó de entre la sombra de Antonio, moviendo sus pies y girando su cuerpo, “Ya firmé el acuerdo de divorcio. Podemos ir al registro civil en cualquier momento para finalizar el proceso y disolver nuestro matrimonio. Pero quiero que sepas que no quiero ni un centavo de tus bienes.”

De hecho, ni siquiera habia revisado el acuerdo con detalle, pues los términos específicos no le importaban. Desde su regreso del hospital, a medida que la noche se hacía más profunda y Antonio no le contestaba el teléfono, y mientras el amanecer se aproximaba, ella habia agarrado su boligrafo y habia firmado su nombre en la última página. Antonio lanzó los papeles del divorcio sobre la mesa y se acercó a ella con pasos firmes, sus ojos se estrecharon de repente, y le preguntó con voz grave, “Dime qué quieres decir con esto!”

Su voz resonaba en la sala como si hubiera eco.

Marisol apenas levantó la vista y de inmediato quedó atrapada por la mirada intensa y amenazadora de Antonio. En ese instante, se sintió confundida, todavía no podia entenderlo, al igual que no entendia la razón de su furia.

¿No era esto lo que él queria?

Sus manos se apretaron, y el sudor frio empapó sus manos, “Antonio, llevamos cuatro años casados. Nuestro matrimonio por conveniencia ha terminado. A partir de ahora, cada uno seguirá su propio camino, estaremos libres de las ataduras de este matrimonio. ¡Finalmente podemos ser libres!”

atreves a repetir eso,

con un aire de ferocidad en su expresión. Mientras sentia miedo,

ella solia llamarlo solo por su primer nombre. Antonio. Rara vez usaba su nombre completo, excepto

unas pocas ocasiones.

pequeño jardin durante mucho tiempo, Ilamándolo suavemente por su nombre para consolarlo, diciéndole que el deber de un médico es salvar vidas. y que incluso si no podia, habia hecho todo lo posible. Ella

que ella lo llamaba de

Antonio sintió algo moverse en su interior. Su mano, que se había cerrado en un puño, empezó

miro de frente a sus ojos que brillaban oscuros en la luz del amanecer y le dijo con voz suave. “Fuiste tú quien propuso el matrimonio, asi que déjame ser la que proponga el divorcio. Vamos…

sus defensas, esas últimas palabras le

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Capitulo 743

cara de Antonio

Intimidante mientras la miraba fijamente, y el ambiente cálido del

no pertenecia a ninguno de ellos dos, pero que se ola cerca de Antonio. Su propio teléfono

celular dorado rosado que solo tendría una chica, con una selfie de

lo vio claramente y

perplejo, pero luego recordó que era el teléfono que le habla dado la enfermera de guardia, y sin pensarlo lo guardo en su bolsillo. Al recordarlo, contestó la llamada y su rostro palideció. “¿Hola? ¿Qué dices, qué le

instante

y una

caer en el sofá y tomó el contrato que él habla dejado sobre

cido, la voz ansiosa de Gisela se escuchó a través del teléfono, “Marisol ¿qué estás haciendo? ¿Por qué no has llegado al trabajo

Marisol forzó una

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