Capítulo 774

Sus manos empujaron instintivamente contra su pecho, pero no pudieron resistir la fuerza primitiva que se cernía sobre ella.

Era más dominante que los besos de la noche anterior, cuando él había bebido demasiado. En su forcejeo, Marisol pareció morder accidentalmente su delgado labio, esparciendo un sabor a sangre en el aire, pero él no mostraba ninguna intención de detenerse, sus besos se volvían más y más intensos.

El ambiente opresivo dentro del vehículo de repente se volvió ardiente.

La respiración de Marisol se hacía difícil, y aunque intentaba empujarlo con todas sus fuerzas, había un calor incontrolable girando en su corazón.

Cuatro años, innumerables noches de pasión, imágenes encantadoras surgian ante sus ojos, y ella no podía evitar ser movida por los sentimientos…

A través del parabrisas, su mirada borrosa aún podía ver a los niños jugando en los columpios a lo lejos, charlando alegremente, y con el viento de la tarde, se podían escuchar sus inocentes voces.

De repente, Marisol pensó en su propio hijo.

Cuando él comenzó a abrir su escote, ella se despertó de golpe.

“No… no lo hagas…”

Marisol murmuró en voz baja, su respuesta se volvió más intensa, “Antonio, ¡no lo hagas!”

Ella sacudia la cabeza con desesperación, y además de empujar su pecho con una mano, la otra sutilmente protegia su vientre. Durante los primeros tres meses, el médico le habia advertido. especificamente que no hiciera actividades físicas intensas…

Bajo su asalto dominante y agresivo, casi habia olvidado ese detalle.

“Por favor, jen serio, no lo hagas!” Marisol seguia negando con la cabeza.

Antonio aflojó la presión en sus hombros, la sombra que pesaba sobre ella también desapareció, y ella rápidamente se arregló el cuello de la ropa y se sentó derecha, abrazándose con fuerza, la ambigüedad que había llenado el automóvil desapareció.

En el rabillo del ojo, Antonio también había vuelto a su asiento, sus ojos estaban ligeramente entrecerrados, y su rostro mostraba lineas duras, como si estuviera perdido en s

pensamientos.

el Cayenne negro llegó de vuelta al

viaje fue aún más opresivo que antes, y una vez que el coche se detuvo, Antonio fue el primero en bajarse, su figura erguida rodeó el frente del coche y abrió la puerta de

al recordar lo que había pasado, Marisol la miro con cierta cautela. Antonio se burló de si mismo con una sonrisa y le dijo, “Tranquila, no te tocaré

sus palabras, se desabrochó lentamente el cinturón de seguridad. Marisol se sorprendio y levantó la vista, en esos ojos encantadores de Antonio habia oscuridad, y su

un nudo

no pudo

puerta y Antonio no se movió, apoyado en el frente del

voz grave y suave resonó, “¿Cambiarías de opinión si yo no

ey dejarte ir?”

labios con

la miraba fijamente. Sus miradas se cruzaron y Marisol, como si hubiera sido quemada, desvió rápidamente la vista y luego negó

cayó sobre la mano derecha de Marisol, “¿Dónde está tu anillo,

Marisol parpadeó desconcertada.

dedo anular estaba vacío, y ahora ni siquiera quedaba la

del divorcio, en una entrevista en el hospital donde nadie se dio cuenta, ella discretamente se quitó el anillo que había escondido en un rincón desconocido para todos, como los sentimientos que habia guardado por él durante esos

profundo y le dijo, “Lo perdi…”

Antonio repetia esas palabras,

sus ojos. La voz de Marisol tenia un tono de voz frio, “En aquel momento dijiste que era un anillo de matrimonio, ahora

tiempo que Antonio habia notado que ella no llevaba anillo en su dedo anular.

sus palabras, dichas con tal indiferencia, y al mirar el anillo de plata que aún llevaba en

brotar desde lo más profundo de su

zona del

también se

medio del peligro, actuaban como un verdadero matrimonio. Si no fuera

sabia amarga, y su voz era baja, “No

en silencio.

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