El cóctel Chapter 30

Ese fin de semana Cristóbal había pasado advirtiéndole de los peligros a Camill, de lo mucho que tenía que cuidarse

No tienes permitido seducir a ningún hombre Camill!! te lo advierto, o si quieres conocerme será bajó tu propio riesgo!

Creo que estás exagerando Cristóbal, yo no ando por ahí seduciendo a nadie, cuando salgamos de este contrato entonces no te prometo nada!_ que dices? tu no puedes andar como soltera Camill! si para ese entonces tienes a mi hijo, no le vas a poner padrastros cada fin de semana!

Mira que buena idea me diste, no se me había ocurrido algo mejor que eso!

El imponente Ceo se molestó, bajó a la cocina a tomar un vaso con agua y un poco de aire, está mujer me exaspera, no veo la hora de que todo esto termine! eso se repetía Cristóbal pero solo era de dientes para fuera, el en realidad no se había dado cuenta que siempre buscaba la compañía de Camill

Ese fin de semana Camill siguió con malestares, ella lo siguió atribuyendo a que la comida en ese fino restaurante de bistecs le había caído bastante mal, ella estaba con muchos ascos, la comida no le entraba por más hambre que tuviera

Mientras Camill estaba acostada descansando, Cristóbal entró a preguntar cómo seguía, la bella mujer le dijo que todavía no muy bien

Mi estómago no está bien Cristóbal sientos ascos pero tengo hambre, se me antoja un cóctel de camarones! grande muy grande? puedes traerme uno, pidió Camill haciendo un leve pucher

Estás demente Camill? son las ocho de la noche, es imposible conseguir un cóctel a esta hora! además te dañarás más el estómago! 

Camill lloró ante la negativa del frío Ceo, ella de verdad quería un cóctel de camarones y Cristóbal solamente le estaba gritando

Esta bien, no te molesto más! Camill se levantó de la cama , ella estaba vestida en una pijama de shorts muy coqueta y dulce en color salmón, se puso unas pantuflas negras tomó su bolso y se dispuso a salir de la habitación, Cristóbal le preguntaba que a dónde iba pero ella no le contestaba

al ser ignorado por completo se dió por vencido y subió a la recámara, no estaba para nada

subió en el y se marchó en busca de su

 

podía dejar de pensar en el, ni siquiera se acordaba de Cristóbal Altamirano o de Rodrigo Mendoza,

costa marinera, el restorán estaba abierto e incluso tenía a algunos comenzales todavía, Camill pagó el Uber y bajó

de camarones, el más grande de la casa! el mesero sonrió amablemente, enseguida señorita quiere su cóctel frío o caliente, las dos palabras le recordaron a la bestia por así tal cual era el muy

francés que no dejaba de mirarla insistentemente, Camill era tan hermosa que donde quiera que fuera siempre llamaba la atención, solo que en ese momento con esa peculiar pijama se veía mucho más linda y

la

sus hombres buscando a Camill

Altamirano, su esposa tomó un Uber y salió bfe la mansión _y por qué no la detuvieron! gritó el Ceo_ señor usted no dio la orden de detenerla en

jefe tal vez Felipe sepa, él cruzó

 

de casualidad te dijo a dónde es que

Felipe se quedó pensando unos segundos ante la impaciencia de Cristóbal, ella mencionó el restorán la

salió a toda velocidad, hacía el dichoso restorán, como se atrevió a largarse con esa mini pijama, la voy a ahorcar con mis propias manos, esa mujercita va a sacarme canas verdes a mi corta

todo el camino

lo había disfrutado tanto y lo mejor es que no había señales de querer devolver el estómago, la hermosa mujer estaba

ella no se

 

tu nombre es bellísimo _ gracias Jan Piere, bueno

y tú no llevas

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