Diego se levantó con dificultad. Mirando su herida, se burló.

—Los dos somos almas nacientes, Jaime. Mientras el alma exista, nosotros también. Eso no es suficiente para matarme.

—¿Por qué no lo intentamos, entonces? —Jaime miró fijamente a Diego antes de saltar sobre él una vez más.

Diego trató de lanzar su hechizo en un intento de bloquear el ataque, pero en el momento en que lo hizo, su cerebro sufrió un inmenso dolor.

El ataque mental anterior había herido el cerebro de Diego, impidiéndole lanzar cualquier hechizo.

Al recuperarse, Diego trató de concentrar su energía espiritual para bloquear a Jaime, pero era demasiado tarde.

Jaime había llegado justo delante de Diego, y hundió su brazo en el pecho de éste, buscando su Alma Naciente.

El dolor hizo que el rostro de Diego se contorsionara de rabia y agonía, mientras todos los demás lo observaban con horror. No tenían ni idea de lo que Jaime estaba intentando hacer.

lo que Jaime estaba haciendo, sintió un escalofrío que le recorrió la espalda y

final atrapó el Alma Naciente de Diego. En otras palabras, la vida de Diego estaba a

que pasar por un infierno sólo para llegar hasta aquí. Si Jaime destruía su Alma Naciente, aunque no lo

arrancó el Alma Naciente de Diego. El alma era sólo un poco más grande que el pulgar de Jaime. La miró por un

público no tenía ni idea de lo que Jaime se había metido en el bolsillo, pero la

a Diego y se lo metió

escalofriante. Nunca pensé que llegaría tan

cruzarnos con él a

ojos al negarse a ver la grotesca

cayó en picado, y se quedó mirando a Jaime con una

la Isla Encanta —rogó Diego a Jaime que le devolviera el Alma

lo único que hizo

nada de eso. Lo único que sé es que siempre me vengaré

se drenó de la cara de Diego, ya que

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