El despertar del Dragón

La cara de Jesús se puso roja.

—Esa es una clasificación infundada hecha por los internautas. Mis escasas capacidades no son nada comparadas con las suyas, señorita Gabaldón. Su talento es bastante admirable.

Astrid sonrió.

—Me está halagando. Mis logros son tan solo el resultado de mi trabajo duro en lugar de mi talento. Sin embargo, hay una persona de notable talento entre nosotros.

Sorprendentemente, miró a Jaime después de decir eso.

Jaime se quedó perplejo al sentir su mirada sobre él.

«Acaba de terminar su cultivo aislado, ¿cómo es que ya sabe de mí?».

Mientras tanto, Heliodoro, de pie junto a Jaime, se puso ansioso y empezó a experimentar una respiración agitada porque Astrid estaba mirando en su dirección.

Cuando Heliodoro la vio acercarse a ellos, se estremeció y se acomodó el cabello con la mano.

Al ver el comportamiento de Heliodoro, Jaime tuvo el impulso de reírse.

trato con las mujeres parece tan escasa como la

Jaime y le tendió su hermosa y tierna

Soy Astrid

Su mano era suave, y su tenue fragancia corporal podía atraer con facilidad a cualquier hombre a

que una enorme cantidad de energía surgía del brazo de Astrid, lo que le hizo sentir como si un par

continuamente, haciendo que su brazo se entumeciera. Astrid curvó los labios en

que tenía cara de póquer, le sonrió de repente. Al segundo siguiente, reunió el Poder de los Dragones en su interior y

inmediato y

—Hola, señorita Gabaldón.

rato agarrando la mano de éste, aparentemente sin querer soltarla. Por

Jaime y lo miró antes de esbozar una débil sonrisa y estrechar la

duró apenas un fugaz instante, pero fue suficiente para provocar

bastante formidable, señor Casas. Espero que alguna vez podamos enfrentarnos en un combate amistoso

—respondió él

se convirtió en el centro de atención de todos. La mayoría de la gente lo miraba

que llevaba un tallo de rosa en la mano. La enemistad y la