Jaime enviaba energía espiritual continua al cuerpo de René mientras estaba en Ciudad Dichosa.

El fuego espiritual en su palma saltaba a cada instante.

—Despierta, René. ¡Despierta!

Jaime gritó con ansiedad. Era la cuarta vez que el cuerpo de René recibía energía espiritual para derretir el hielo de su cuerpo.

Jaime sólo se detenía después de agotar toda la energía espiritual de su campo de elixir.

Aunque habían sido cuatro veces, René aún no se había movido en absoluto. La energía espiritual transferida por Jaime estaba como perdida.

La energía espiritual del cuerpo de Jaime se agotó una vez más, pero el estado de René permaneció inalterado.

Jaime lanzó un largo suspiro. Seguía sin poder salvar a René a pesar de haber consumido casi la mitad de los núcleos de bestia que había en el suelo.

Impotente, Jaime se preparó para empezar a cultivar de nuevo. Seguiría intentando rescatar a René después de recuperar la energía espiritual de su campo de elixir.

Cuando Jaime estaba a punto de cruzar las piernas para sentarse, una luz blanca le atravesó de repente el pecho. Entonces, la esencia dracónica del cuerpo de Jaime pareció reaccionar y comenzó a saltar.

momento. Más tarde, un dolor agudo en el pecho y la esencia dracónica salió

sol mientras emitía una luz abrasadora. Bajo el resplandor de esta luz, Jaime no se atrevió

poco, la esencia dracónica voló sobre la cabeza de René, y la luz

—¿Qué es esto?

Jaime miró

la escarcha del cuerpo de René empezaba a desvanecerse poco a poco bajo la luz abrasadora mientras su piel cambiaba de pálida

se alegró mucho. En un principio, no esperaba no conseguir despertar a René después de tanto tiempo. Sin embargo, la escarcha del cuerpo de René desapareció de

Sello de Hielo del Dragón de Hielo sólo pueda ser deshecho por

Jaime pareció comprender que la esencia dracónica era una combinación

por la esencia dracónica

por completo mientras Jaime se perdía en

—¡René!

al ver

—¿Jaime?

aturdida cuando vio

congelada. Sólo recordaba que habían obtenido la esencia dracónica del Dragón

has despertado. Qué maravilla. —Jaime miró a René y las

se quedó sin palabras ante las lágrimas de

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