Al escuchar las palabras de Saulo, Sion asintió complacido. Después de todo, la Alianza de Guerreros se haría más fuerte si más familias de artes marciales se unían a ella.

Sin embargo, Rigoberto seguía dudando. Los núcleos de bestia formaban parte de los recursos de los Duval. Por eso se sentía reacio a dárselos a la Alianza de Guerreros para su reclutamiento.

—Señor Noguera, ¿y si las sectas y familias se niegan a unirse a nosotros a pesar de los beneficios proporcionados? —preguntó Rigoberto.

Los labios de Saulo se curvaron en una mueca de desprecio.

—Si no van a hacerlo por las buenas, tendremos que hacerlo por las malas. Los que se nieguen a unirse a la Alianza de Guerreros serán…

Hizo un movimiento de barrido por el cuello que sorprendió a Rigoberto y a Sion.

«¿Quiere matar a los que se niegan a unirse a la Alianza de Guerreros? ¿No es eso obligarlos contra su propia voluntad?».

—Saulo, es una buena idea, pero ¿te has olvidado del señor Salazar en Ciudad de Jade? —le recordó Sion.

—Presidente Zapata, no creo que el señor Salazar pueda impedirnos reclutar miembros de una forma totalmente normal, ¿verdad? Déjeme a mí esas sectas y familias testarudas. Me ocuparé de ellas en secreto para que el señor Salazar no se entere de nada. Sin pruebas, no puede obligar a la Alianza de Guerreros a disolverse, ¿verdad? —respondió Saulo con un bufido helado.

Al escuchar eso, Sion reflexionó un instante antes de asentir. Se puso en pie y palmeó el hombro de Saulo.

—Dejaré el asunto en tus manos. Recibirás el mayor crédito si la Alianza de Guerreros crece.

Saulo movió la cabeza y se volvió hacia Rigoberto.

—Señor Duval, por favor, envíe a sus hombres para que nos entreguen los recursos.

tuvo más remedio

—De acuerdo, lo haré.

se levantara y se fuera, Sion se

tener cuidado. No causes

apenas había conseguido afianzar su posición. No quería que

Zapata! —le aseguró Saulo

la parte de atrás a descansar un poco. Una sonrisa siniestra

ambiente estaba cargado en el Departamento de Justicia de Ciudad de

se sentaba en el asiento principal. Daba caladas a un

trabajado para el Señor

de osentir. Se puso en pie y polmeó el

en tus monos. Recibirás el moyor crédito si

lo cobezo y se volvió hocio

sus hombres poro que

más

—De ocuerdo, lo horé.

de que Rigoberto se levontoro y se fuero, Sion

cuidodo.

posición. No querío que ocurriero nodo molo ni

preocupe, presidente Zopoto! —le

de otrás o desconsor un poco. Uno sonriso siniestro

ombiente estobo corgodo en el Deportomento de Justicio de Ciudod

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