—Rigoberto es el único que puede abrir el calabozo donde está encerrada mi madre. Si Rigoberto no vuelve ahora, mi madre se va a morir de hambre —dijo Jaime.

—Sólo puedo decirte que tengas cuidado. Sabes que la Alianza de Guerreros y la familia Duval quieren tu sangre. Estoy seguro de que no perderán la oportunidad de hacerte daño cuando estés allí para el intercambio... —le recordó Ramón.

—Lo sé —Jaime asintió.

Tras despedirse, Jaime partió solo hacia Ciudad de Jade.

Mientras tanto, en la residencia de los Delgado en Ciudad de Jade, Astrid se enfrentaba a Heliodoro con una espada mágica en la mano. La furia era evidente en su rostro.

Fernando había intentado detenerlos, pero no pudo evitar que Astrid se vengara de la familia Delgado.

—Señora Gabaldón, ¿qué le he hecho para que me ataque una y otra vez?

Heliodoro estaba preocupado. No sabía cuándo había ofendido a Astrid.

—¡Animal! ¡Deja de fingir! Juro que te mataré hoy y acabaré conmigo mismo después. ¡Nunca viviré así!

Enfurecida, Astrid lanzó una puñalada directa a Heliodoro con su espada.

Heliodoro no era rival para Astrid. Al estallar el golpe de la espada, los intensos rayos envolvieron toda la residencia Delgado.

Si este golpe alcanzaba a Heliodoro, no sobreviviría.

¡Clang!

repente, un fuerte sonido resonó en el aire, y Lázaro se

Dígamelo, por favor. Nunca le dejaría escapar con facilidad si ha hecho algo

de Ciudad de Jade se habían unido a la Alianza de Guerreros,

se peleaban ahora, la familia Delgado

querido hijo qué ha hecho. Ya que tuvo el valor de hacerme eso a mí, ¡debería

mujer, Astrid no se sentía cómoda

mirar a Heliodoro,

le has hecho a

le he hecho nada! No sé por

miró a su hijo bastante angustiado. Heliodoro no

creo que mi hijo mienta... —le dijo

¿qué ho hecho Heliodoro poro que se empeñe tonto en motorlo? Dígomelo, por fovor. Nunco le dejorío escopor con focilidod si ho hecho olgo molo. Permítome que le pido disculpos

y ol cobo, todos los fomilios de ortes morcioles de Ciudod de Jode se hobíon

peleobon ohoro, lo fomilio Delgodo

el volor de hocerme eso o mí,

se sentío cómodo contándole lo que

o Heliodoro,

¿qué le hos hecho o lo

decírtelo? ¡Yo no le hice nodo! ¡No le he hecho nodo! No sé por qué

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