El despertar del Dragón

La tensión comenzó a aumentar en el aire, ya que una batalla masiva estaba a punto de estallar.

—Presidente Zapata, ahora que sus combatientes elegidos han huido tras fracasar en su intento de derrotar a Jaime, ¿no es impropio de usted intentar matarlo mientras está inconsciente?

Cuando la tensión alcanzaba su punto álgido, una voz indiferente anunció la llegada de Fernando a la arena.

De pie en el centro, lucía una sonrisa indiscernible en el rostro.

—Señor Gabaldón, ¿qué está intentando decir? —preguntó Sion con el ceño fruncido.

—Nada en particular. Sólo considero que sus acciones han deshonrado el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade —respondió rotundamente Fernando.

—Tú…

A pesar del ceño fruncido, Sion no se atrevió a atacar a Fernando. En su lugar, preguntó:

—Señor Gabaldón, la familia Gabaldón nunca se ha involucrado en los asuntos del mundo de las artes marciales, así que ¿por qué defiende hoy a Jaime? ¿En verdad quiere que su familia se vea envuelta en una batalla desafiando a la Alianza de Guerreros? Mi consejo es que vaya a lo seguro. ¿Quiere que la gloriosa reputación de la familia Gabaldón se arruine en sus manos?

Justo cuando Sion terminó, la sonrisa de Fernando fue sustituida por una mirada gélida.

—La familia Gabaldón no tiene intención de enemistarse con la Alianza de Guerreros ni codiciar ninguno de sus recursos. Sin embargo, no crea que ignoro la despreciable maniobra que ha cometido contra mi hija sólo para sembrar la discordia entre las familias Gabaldón y Delgado. En cuanto tenga las pruebas en mis manos, su cabeza será la primera en rodar.

de Fernando provocaron un

cara de Fernando se daba

puede que haya habido un malentendido. Sin duda le daré una explicación adecuada al respecto. Sin embargo, espero que no interfiera en el asunto de

método del palo y la zanahoria, con la esperanza de que éste no se interpusiera en su camino cuando se trataba de la mejor oportunidad para

de que Fernando se

si insisto

penetrante de Fernando llevaba un atisbo

—Tú…

mudo, con la cara

que no era rival para Lázaro

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sucedido, por lo expresión de lo coro de Fernondo se dobo cuento de

emborgo, espero que no interfiero en el osunto de hoy.

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—Tú…

quedó mudo, con lo coro enrojecido mientros opretobo los

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