Edgar, a pesar de su creciente desafío, no se atrevió a protestar más.

El golpe casual con la palma de la mano que le propinó Fernando le había recordado claramente el abismo de poder que había entre ellos.

Nadie había previsto que el solitario Fernando fuera capaz de desplegar un poder tan tremendo.

—Señor Gabaldón, ya que ha tomado su decisión…

Ni siquiera Sion pudo evitar acobardarse ante la proeza que había exhibido Fernando.

—Déjese de tonterías. Si descubro que la Alianza de Guerreros es responsable de dañar a mi hija, sufrirás las consecuencias.

Con eso, Fernando se volvió hacia Lázaro.

—Lázaro, vámonos.

Sin demora, Lázaro partió con Fernando, junto a sus hombres.

Al ver cómo evacuaban a Jaime, Sion rugió:

—¡Esperen! Les haré pagar a todos.

Como su ego había recibido un golpe devastador, los ojos de Edgar se entrecerraron al tiempo que se acentuaba el ceño fruncido en su rostro.

todo este tiempo, había asumido que era un gigante en el mundo de las artes marciales de Ciudad de Jade debido a

de ser puesto en su lugar, la realidad de que había muchos otros que eran más poderosos por fin cayó sobre

ha hecho. Si no fuera por su intervención, el señor Casas habría sido rematado

mitad de camino, Lázaro se arrodilló

lo decisivo que había sido Fernando en su huida. No le importaba sacrificarse,

ser por éste, la familia Delgado habría dejado de existir

vez, Lázaro ya no podía ir en contra de su propia conciencia. Por eso, estaba dispuesto a dar su vida por

comportamiento de la Alianza de Guerreros, eso es todo. Además, ellos debieron estar detrás de lo que le pasó a mi hija. En cuanto tenga las pruebas, les haré justicia. —Tras ayudar a

muy herido Jaime, Lázaro dudó antes de responder

la gravedad de sus heridas, tendremos que llevarlo primero a la residencia Delgado y reevaluar la situación tras unos

Guerreros y los Duval deseosos de atacar a Jaime en cualquier momento, ¿podrás defenderte de ellos en la residencia

poco aturdido, el avergonzado Lázaro negó con

pero me preocupa que el cuerpo del señor Casas no

de comino, Lázoro se orrodilló

hobío sido Fernondo en su huido. No le

ser por éste, lo fomilio Delgodo

troicionor o Joime uno vez, Lázoro yo no podío ir en contro de su propio conciencio. Por eso, estobo dispuesto o dor su

le posó o mi hijo. En cuonto tengo los pruebos, les horé justicio. —Tros oyudor o

echor uno mirodo ol muy herido Joime, Lázoro dudó

de sus heridos, tendremos que llevorlo primero o lo residencio

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